Series como Bob Esponja ó Phineas y Ferb son series que presentan de todo menos un humor infantiloide, entendiéndose este como "Jaja, se ha pegado un golpe" ó "Caca, culo, pedo, pis".
Son series hechas para un público infantil, de eso no hay duda, pero sus creadores buscan divertir al adulto que los ve con ellos, y en muchos casos se empeñan tanto en eso que las convierten en series en las que los niños no entienden nada mientras los adultos se ríen a carcajadas. Las realizan preguntándose qué les gustaría a ellos, ya adultos. Y esto es un hecho, lo han declarado en mil y una entrevistas.
En estas series destaca el humor absurdo, un tipo de humor que también es verdad al que hay que estar acostumbrado para disfrutarlo en su totalidad. Y no es precisamente el tipo de humor más adecuado para los más pequeños.
Luego cada una se especializa en otros aspectos, como los gags visuales en Bob Esponja ó los trabajados diálogos en Phineas y Ferb, que te dejan continuamente con la sensación de "¿Pero cómo es posible que esto vaya a entenderlo un chaval de 10 años?". A eso además hay que sumarle crítica social (al borreguismo, al consumismo, al capitalismo), parodias (las logias secretas, los tópicos de las series de TV, los típicos grupos de música para adolescentes) y continuas referencias a libros, películas y otros aspectos de la cultua popular, desde Ciudadano Kane a Nosferatu, que necesitan un cierto bagaje para ser captados en su totalidad.
Es muy fácil quedarse en la fachada y pensar que son dibujos coloridos de personajes sin sentido ni gracia, pero estas series son, salvando mucho las distancias, las herederas directas de los Simpson (como lo fueron en su día Vaca y Pollo ó las Supernenas), que por fin permitió demostrar que no tienen por qué ser un producto meramente infantil. Muchas veces nos quejamos de la gente que achaca infantilismo a los cómics, pero en materia de series de animación tampoco parece que se haya avanzado mucho
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