En uno de los últimos arrebatos postvacacionales de lectura atrasada, he acabado con DMZ y nada menos que seis tomazos de una tacada, la mitad de la serie. Cuando lo dejé me parecía que la historia estaba perdiendo fuelle y desgraciadamente, en los últimos tomos pierde el norte completamente dejándose llevar por caminos previsibles con solución al uso americano, ganan los buenos aunque sean malos. El ridículo descenso a los infiernos de Matty no resulta creíble, ni la mayoría de las situaciones por las que atraviesa. Es ficción, lo sé, pero para que algo imposible o incierto nos impacte al menos debe resultar creíble para el lector y aquí eso no sucede.
En fín, una obra irregular magistralmente realizada por Burchielli plasmando una gran idea de Wood que se desinfla al final por falta de ídems.