Semana 1. El Idealismo platónico y el héroe de las barras y estrellas.
Si, como ya se dijo más arriba, Sófocles abogó en su momento por abandonar el exceso (hybris) de la acción heroica relatada por Homero y propuso como contrapartida un justo-medio, un equilibrio, Platón (del que hablaremos a continuación), no va a conformarse con una proposición tan vaga e indeterminada como la ofrecida por el dramaturgo ateniense. Y es que la aparición de Platón en este justo momento de la historia (filosófica) sigue siendo un hito, una cesura irrepetible. Como se ha dicho, si toda la historia de la filosofía no es más que una nota a pie de página del pensamiento platónico, ahora es el momento de vérnoslas con el texto original. Para empezar, hemos de advertir que la muerte de Sócrates supondrá para Platón un hecho de tal magnitud (como la muerte de Bucky para Steve Rogers) que, para bien o para mal, determinará para siempre, y de una vez por todas, el desarrollo posterior de su pensamiento. Y es justo en este punto donde quiero proponer la primera analogía con un personaje y situación: el Capitán América y su posición en la Civil War. Pero antes dejadme que apunte dos o tres cuestiones básicas para entender el pensamiento de Platón.
A diferencia de su maestro, Sócrates, quien siempre planteó sus principios de manera pragmática, Platón se empeñó durante toda su vida en llevar a la práctica su férreo idealismo ético-político, enfrentándose duramente al relativismo moral de los sofistas (por ejemplo, al parecer de éstos, el ciudadano ateniense será ahora virtuoso siempre y cuando se atenga a lo prescrito por la ley. Nada sabemos –defenderán- de leyes naturales o divinas, por tanto, la constitución y el mantenimiento de la polis sólo nos incumbe a nosotros, hombres mortales) y al decadente y obsoleto sistema de valores de los aristoi (herederos directos de los antiguos héroes homéricos). Ello le llevará a sufrir malas experiencia, como en sus viajes a Sicilia, adonde había sido llamado, una primera vez –año 388 a. C.- por Dionisio I, y luego en dos ocasiones más –años 366 y 360, respectivamente- por Dionisio II, hijo del antedicho. La idea de poner en práctica su pensamiento ético y político bajo la figura del rey filósofo se diluirá irremisiblemente ante los envites de la frivolidad, la altanería y la inflexibilidad de ambos tiranos. Como hemos dicho, a este revés habrá que añadirle finalmente la muerte de Sócrates, injustamente condenado por sus conciudadanos a beber la cicuta. Y esto es algo importante, pues supondrá el espaldarazo definitivo para que Platón reniegue de la democracia ateniense de su tiempo. En cambio, su sistema ético, fundamentado en la Idea de las Ideas, a saber: la idea de Bien, se construirá así idealmente, quedando el mundo terreno como reflejo imperfecto del Mundo de las Ideas (léase: mundo conceptual). En “La República” describirá perfectamente la estructura de su ciudad ideal, fruto de su sistema ético-político. La filosofía platónica, por tanto, podría quedar resumida a grandes rasgos de la siguiente manera: el hombre, sumido en un mundo de sombras y apariencias (alegoría de la Caverna), debe luchar durante su vida por librarse de ese engaño, donde todo es temporal y accesorio, y mediante la razón deberá alcanzar la única Verdad de la que emana todo: la idea de Bien. Sólo aquellos que lo consigan podrán afirmar que han alcanzado una vida plena.
El Capitán América y la Civil War.
Como todos sabemos, Platón es uno de los filósofos más importantes de la historia (tal vez el más importante), qué duda cabe. ¿Qué mejor paralelismo que enfrentarlo a un personaje, el Capitán América, quien, de algún modo, representa todos los ideales por los que luchan los superhéroes? ¿Y qué mejor evento, por su capital importancia en el universo Marvel actual, que la Civil War? Sin entrar en muchos detalles, creo que la Civil War nos puede servir perfectamente para debatir en torno al concepto de Bien (absoluto, idealizado, como en la filosofía platónica) y su dificultad a la hora de llevarlo a la práctica, momento en el que se toparía en ciertos casos con otro concepto más terrenal: el de Legalidad. A rasgos generales, veo que el Capi podría ser el abanderado platónico y Mr. Stark el adalid del pragmatismo socrático (y que también seguirá luego Aristóteles: ninguno de los dos, ni Sócrates, ni Aristóteles, defiende ideas absolutas, sino que el Bien siempre viene condicionado por la situación de cada momento). No obstante, aún tenemos aparte un pequeño detalle: precisamente Sócrates, siendo absolutamente coherente con su filosofía, acepta su condena: sabe que es injusta, sin embargo es legal, cumple con las leyes de la ciudad y ese es el ejemplo que lega finalmente a sus discípulos. El Capi, en cambio, abandona momentáneamente sus ideales al final del evento ("¡Les estábamos ganando! - le grita Spidey; "Pero no tenemos razón" -contesta Steve-) y acepta cumplir con la legalidad vigente, mal que le pese. Curioso giro psicológico, ¿no? Bueno, y creo que con esto ya tenemos para ir tirando al menos toda la semana.