Si no recordáis mal, aquí el menda y el señor Kaulso hicimos una apuesta sobre el GA de Wonder Woman que se estrenaría en agosto. Lamentablemente, ambos fallamos miserablemente con nuestras elucubraciones, y ahora cada uno tendrá que asumir el coste de la apuesta: leer cinco números de la Wonder Woman de Robert Kanigher, ese genio loco de la Silver Age que aparecía por todas partes. Literalmente.
En la historia de hoy, reseñaremos
la primera historia del número 105 de Wonder Woman, con dibujo de Ross Andru, editado en abril de 1959 (copyright a oskarosa por las negritas)
WTF? Asi que ¿Qué tenemos en esta historia? El origen de Wonder Girl. ¿Quién es Donna Troy? Pues, en este número Kanigher, cuya mente estaba más avanzada que la de cualquiera de sus compañeros terrestres, pensó que sería una buena idea meter en la cabecera de Wonder Woman historias sobre Troia, una versión más joven del personaje, como “flashbacks” de la juventud de Diana. Para muchos fans este es el comienzo de las historias de la Silver Age, mientras que para otros es a partir del número 98, y para mí, a partir de cuándo Marston deja de escribir regularmente. Cada uno que se quede con el culo que quiera.
Hay un sol brillante en el horizonte.
Hace un tiempo magnífico, sopla viento favorable, y el aire huele bien. Podemos salir al campo sin ningún inconveniente, y vemos con una sonrisa como la historia avanza apaciblemente. Nos enseñan como 4 dioses griegos le dan sus dones a Diana cuando es un bebé. Tres páginas han pasado, no hay nada reseñable, apenas notamos una ligera brisa que nos acaricia suavemente los pelos del cuerpo.
Pero ¿Qué oímos en la lejanía? Nos fijamos en la carretera, y vemos que los coches están empezando a encender las luces delanteras, a pesar de que es mediodía. La historia avanza, y de repente vemos a las amazonas lamentarse porque han muerto todos los hombres y tienen que irse al mar. Es un elemento extraño, un vecino invasor, una molestia, una bolsa de papel volando que de repente se estampa con nuestra cara.
Resulta que Donna Troy ha construido en una noche el barco con el que todas las amazonas van a irse. Pero, ¡Peligro! Ha aparecido de repente un tornado que intenta tragarse a las amazonas. Afortunadamente, Troia salva la situación, y todas están a salvo. Empieza a soplar un poco de viento que nos mete la alarma en el cuerpo de que deberíamos volver a nuestra casa.
Pero ¡Albricias! El barco se quema de alguna misteriosa manera ¡Repámpanos! Atraviesan una zona llena de pedos y las amazonas están a punto de morirse ¡Ectoplasmas! Afortunadamente Darkstar salva la situación, y después de ahorcar cruelmente a la navegadora, el barco consigue llegar a Themyscira. Según nuestra aplicación del tiempo, en nada va a empezar a llover.
Por supuesto, ahora que han llegado a Themyscira, aparece Atenea, y se muestra totalmente comprensiva y razonable con las amazonas después de todas las putadas por las que han tenido que pasar para llegar a la isla, sin imponer ninguna condición cruel o absurda sobre la nueva civilización emergente.
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Mientras, Wonder Woman va creciendo y enseñando sus nuevos poderes viñeta a viñeta, con escenas intercaladas en las que podemos ver la más sofisticada educación del mundo en pleno funcionamiento.
A lo lejos podemos oír como un relámpago rosa sale del suelo para estamparse con una nube. El tiempo se está empezando a poner ligeramente extraño.
Como la historia lo necesitaba absolutamente, en medio de todo esto, con Donna Troy más jovencita, aparee una ballena que empieza a atacar a las amazonas… Y eso, es una ballena asesina y ya. El viento sopla tan fuerte que las hojas de los árboles empiezan a volar hacia abajo.
Troia, como no, se interpone en su camino, y se enfrenta a la ballena asesina para impedir que haga más daño. Kanigher, en su más lustrosa educación, da una clase magistral a sus alumnos y nos enseña como debería de ser la primera viñeta de semejante choque de titanes, una viñeta que implicara ante todo lo emocionante y espectacular del encuentro sin ninguna referencia de diversa índole específica, una viñeta que podría resumir la historia entera de la editorial:
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Por supuesto, han empezado a aparecer en la lejanía conejos rosas gigantes que se han comido las cuatro torres de Madrid. Confusos, empezamos a aligerar el paso un poco.
Tampoco hace falta extenderse mucho más. Donna Troy arrastra mar adentro a la ballena, y terminamos con Hipólita presumiendo de su hija gracias a una telefoto tomada con la antigua tecnología propia de la civilización griega.
Y ya se acabó todo. Reina la paz. A pesar de que hemos visto alguna que otra rareza por el camino, en realidad el bache temporal se ha pasado rápido, y nos quedamos con la agradable sensación de una experiencia que en el futuro no recordaremos, pero que podría haber sido peor.
Ahora, no deja de recorrernos por la espalda la sensación de que esto era solo el ojo de la tormenta.