Como dudo de que haya hilo para este elemento, lo pongo por aquí
The Spectre #1-12
Tenía pendiente desde hace mucho tiempo leerme este tomo. Y una vez leído, digo que debería haberlo hecho antes.
12 números para contar una historia con un personaje de esos, a priori, chorras basados en la venganza de un crimen. Encima con más poder que la madre que lo parió. Te dirá algún iluminati que con estos personajes no se pueden hacer historias buenas. John Ostrander niega la mayor.
Que el entusiasmo no ciegue, porque tampoco es que haya que poner la serie como una lectura comiquera de cabecera, pero que ha sido un tomo de lo más interesante y entretenido, de eso no cabe duda.
Por un lado hay una introducción total al personaje, por lo que no se necesita saber absolutamente nada de él, y es una serie sin apenas referencias a un universo compartido, por lo que tampoco hace falta conocimiento alguno del universo DC.
Es una serie noventera, de un poli duro y sucio, de crímenes, pero no es la habitual gilipollez que se hace con estos elementos. Ostrander hace un trabajo excelente poniendo al personaje en constantes disyuntivas morales, que si bien él las finiquita por las bravas, va dejando semillas a lo largo de los números y afectando a sus personajes.
Tiene un enfoque violento y duro. El SIDA sirve como un telón de fondo que para aquellos que pasamos holgadamente de los 30 sabemos qué significaba a principio de los 90. A partir de ahí, una historia de asesinos en serie, matones, tiburones ejecutivos y machismo, muchísimo machismo. De hecho a alguno le va a incomodar que sean las mujeres las que arrojen algo luz a tanta tribulación. Por otro lado, a otros lo que no les gustará será precisamente ese papel casi de madre redentora e indefensa de alguna protagonista. O todo lo contrario, no les gustará el discurso agresivo de Madame Xanadu. Paso de extenderme en el tema porque si ya es peliagudo de por sí, en un foro de superhéroes es una bomba, pero es imposible no mencionarlo porque es el tema principal de este arco.
En lo que respecta a lo formal, unos tebeos bien escritos, muy directos, basados en diálogos ágiles y prescindiendo de cuadros de textos llenos de artificios chorridantes como los de la Cacería (sí, chavales, la tengo tomada con ese aspecto de ese tebeo). La línea argumental va ganando en importancia con cada entrega, marcando los tiempos con maestría, poniendo todas las cartas boca arriba desde el principio y logrando un desenlace muy satisfactorio de cierta valentía editorial y sobre todo libre de sorpresas con calzador propias de autores de los que mejor no acordarse. Entre tanto los números dan la sensación de que más allá de esa trama pasan muchas cosas, aunque no sea así. Es decir, esto es todo lo contrario a la chorrada del decompressive storytelling, al Espectro no solo le da tiempo de atender el hilo argumental sino que en cada números se ventila a uno o unos cuantos, con ración doble de tollinas, postureo y exabruptos. A mí son las cosas que menos me interesan y creo que al autor también, porque las despacha con menos cuidado, pero desde luego ayudan a que el tebeo sea más legible para un público más amplio.
El dibujo quizá no sea tampoco de lo mejor que uno puede ver por ahí, como no lo es por ejemplo en el Swamp Thing de Moore. Sin embargo al igual que ahí, el resultado es muy conveniente y le va como anillo al dedo a la historia y su tono.
En definitiva, para ser una serie de un tío con calzoncillos verdes por encima de los pantalones, ofrece mucho más que otras con personajes similares. Ya tengo ganas de empezar el segundo tomo y si está a la altura de este, lamentaré que DC no haya seguido recopilando números.