En ningún caso es una "muestra de respeto", como dices Godot, sino una acreditación obligatoria al creador legítimo del personaje. Y, claro, pagan unos royalties por usar dicho personaje, cantidades variables en función del acuerdo al que hayan llegado creador y editorial.
Y sí, aunque parezca contradictorio, el personaje es propiedad de la editorial.
Esa dualidad es la que provoca tantos y tantos follones de pleitos en EEUU (aquí también, pero como mediterráneos que somos, lo llevamos de manera más pasional y menos jurídica).