Un "grupo" interesante, no solo porque agrupaba a villanos tan dispares como Creed, Cortez o Tsurayaba, sino porque, a parte de lograr dominio y poder, el objetivo principal era divertirse. Los arribistas eran como un gran juego para gente muy poderosa y sin escrúpulos, y eso sí es algo curioso, muy identificador de este tipo de gente (tanto en el mundo real como el ficticio) y que lo diferencian evidentemente de otras sociedades como el Club Fuego Infernal. Después de todo, al principio, Lobdell fue un continuador de Claremont bastante eficiente, que siguió con su tónica de subtramas.