He leído
Super Humor Pocket Mortadelo y Filemón Nº 6.
Retomo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
En este volumen tenemos una nueva tanda de aventuras de la pareja de agentes de la TIA muy divertidas y en las que no se aprecia tanto la esquematización de los argumentos, dentro de lo cabe, porque al fin y al cabo siempre suele haber un esquema básico, pero está mucho mejor disimulado dentro del argumento. No obstante, sigo pensando que en la mayoría de las ocasiones, Ibáñez estira un poco las tramas, por lo que al acercarnos a las 30 páginas, más o menos, la premisa comienza a presentar síntomas de agotamiento, en algunos casos más que en otros. Pero, bueno, también es cierto que consigue hacerte pasar un rato muy entretenido. Con algunas historias me he reído muchísimo y ya con eso me doy por satisfecho.
Comenzamos con
"La gallina de los huevos de oro", en la que Mortadelo y Filemón deberán ir en la busca y captura de Sarita, una gallina que ha pasado por las manos del profesor Bacterio para convertirla en una ponedora de huevos de oro. El pequeño animalito sale pitando del edificio de la agencia y nuestros protagonistas deberán intentar capturarla por los lugares en los que ha sido vista, siendo estos los sitios más insospechados. La verdad es que no está nada mal, incluso tiene situaciones originales como su encuentro con la alta sociedad, el paso por el Polo Ártico en un accidentado viaje o durante su paso por un gimnasio o una biblioteca, entre otros. Aunque durante toda la aventura queda demostrada con creces la ineptitud de los agentes, el giro final del argumento demostrará que que los experimentos de Bacterio nunca traen nada bueno. Mención especial a la escenas de los cascos para acceder a una obra. Lo que me he reído con el de Filemón.
Continuamos con
"El brujo", una historia que continúa la dinámica divertida de la anterior, dosificando el esquema habitual y resultando una lectura bastante amena. Posiblemente la segunda mejor historia del tomo. En esta ocasión, la FEA (Federación de Espías asociados") contrata los servicios de Aniceto Papandluo, un brujo que utilizará todas sus habilidades para encontrar una forma de eliminar al Super. Mortadelo se entera del intento de atentar contra la vida de su superior, dando comienzo a la misión en la que tendrán que hacer frente con sus habilidades especiales a las artes arcanas. La irrupción de la magia en las oficinas de la TIA provocará todo tipo de situaciones desastrosas, de las que en muchas ocasiones ni el propio Super estará al corriente, aunque esto no significa que consiga salir del todo ileso de las maquinaciones de la FEA, ni mucho menos.
Después se incluye
"Tete el Cohete", la aventura que a mí más me ha hecho reír y con la que Ibáñez rompe la mayoría de sus reglas sobre los esquemas de sus historias con la pareja de protagonistas, o por lo menos hay una dinámica más diversificada. También hay que decir que, como en el resto de historias de este volumen, el autor realiza la increíble proeza de colar un chiste prácticamente cada tres o cuatro viñetas, a veces incluso con menos, provocando que en ciertos momentos no puedas parar de reír. Curiosamente, a pesar de partir de un concepto ya explotado en muchas ocasiones por Ibáñez, la travesura infantil, cuenta con cierta frescura y originalidad, sobre todo con el colofón final, que nadie se lo esperaba. La historia se centra en la figura de Tete Cohete, un niño muy manitas que es vecino de Mortadelo, el cual lo lleva a las oficinas de la TIA para conocer a la organización por dentro. Su paso por el cuartel general de los agentes no pasará desapercibido, ya que su pasión es la velocidad y tiene la capacidad de convertir en un bólido cualquier cosa, así como la instalación de motores a propulsión en todo tipo de elementos del mobiliario, ya sean sacapuntas, persianas o ascensores, lo cual da mucho juego durante su visita inicial, aunque también propiciará que el Super les pida "amablemente" que lo devuelvan a su hogar. De manera simultánea, Filemón deberá proteger la vida de un banquero, mientras Mortadelo evita que Tete regrese a las oficinas. También tendrán la misión de atrapar al "Garrapato" en su propia guarida, siendo acompañados de manera involuntaria por el joven, con un resultado final bastante impredecible para ellos. Como decía, no solo la más divertida, sino la más original argumentalmente hablando dentro de los esquemas habituales de Ibáñez y con la que es prácticamente imposible no llorar de risa en muchas escenas.
Finalmente, tenemos
"Los guardaespaldas", donde Mortadelo y Filemón se convierten en las personas destinadas a velar por la seguridad de una anciana rica que pretende emprender un viaje por el mundo, pero cuya vida está en peligro por culpa de algunos de sus herederos, que quieren acelerar el momento de su muerte. Esta historia no está nada mal, y también ofrece ese contrapunto de argumento mucho más elaborado, con ciertas pautas visibles, pero intercambiando el objetivo de los gags. Tendremos momentos muy divertidos según el medio de locomoción en el que viajen, el país o nación en el que se encuentren, o los peligros que tengan que afrontar en cada momento. Ibáñez no centra siempre la atención en el homicida heredero, sino que en ocasiones serán los guardaespaldas lo que quizá supongan el mayor peligro para la anciana, aunque esta también tendrá lo suyo, para qué negarlo. Curiosamente, será una de esas misiones que consiguen cumplir de manera satisfactoria, aunque igual la recompensa no está a la altura de lo esperado. Me ha gustado, pero debo decir que esa intensa profusión de chiste no tiene el mismo resultado que con la aventura anterior. Es igualmente divertida, hay un buen equilibrio en la trama, pero no consigue nada más allá de esbozar una sonrisa. Quizá sea porque tras leer tres historias de Ibáñez seguidas pierde parte de su gracia, o porque simplemente está menos inspirado, no lo sé. Hacer reír es bastante complicado, todo hay que decirlo. Pero, bueno, en definitiva, el contenido de este tomo ha estado bastante bien, con un buen nivel en líneas generales, superando con creces lo que ofreció el volumen anterior. De momento seguimos disfrutando de la lectura, que no es poco.