Ufff, yo diría que es una de las mejores sagas de la historia del trepamuros, y de Marvel en general. Tiene momentos verdaderamente sublimes, y el dibujo de Gil Kane es una verdadera pasada. El primer número (¿La araña o el hombre?) es introductorio , y al final del mismo tiene lugar la transformación de Spiderman. A estas alturas esta transformación puede parecer banal debido a que se trata de una saga muy nombrada y conocida, pero el hecho de que a Peter le creciesen cuatro brazos extra suponía todo un drama, ya que por una parte se sentía más monstruoso que nunca, y por otra, se veía obligado a desaparecer para que nadie descubriese su verdadera identidad, quizá para siempre (la identidad secreta de Spiderman, al contrario de lo que ocurriría en otras décadas, era "sagrada", casi nadie la conocía, y cuando alguien la averigüaba -como Norman Osborn o Miles Warren- tenía lugar una saga cojonuda en la que Spiderman siempre se las veía muy mal).
En el segundo y tercer números se desarrolla la acción en toda su intensidad. Tiene lugar la primera aparición de un enemigo tan siniestro como interesante, el vampiro Morbius. Su entrada en escena es absolutamente sobrecogedora, y además un guiño a la novela Drácula de Bram Stoker: Morbius se alimenta de todos y cada uno de los marineros del barco en el que viaja, como hiciese Drácula en la novela.
El tercer número es doble, e introduce al Lagarto. El final plantea la incógnita del destino de Morbius, que se convertiría en uno más de los enemigos de Spiderman, aunque sus posteriores apariciones ya nunca serían tan espectaculares. La profundidad del dibujo de Gil Kane es un verdadero espectáculo. Lo único que le hubiese hecho falta a esta obra maestra para ser perfecta es el entintado de John Romita Sr sobre los lápices de Gil Kane (como pudimos disfrutar en sagas como la muerte del Capitán Stacy o la muerte de Gwen). Aunque la tinta de Frank Giacoia siempre me ha gustado, pero con Romita hubiese sido el no va más.
Un saludo.