¿Y por qué "tiene que" terminar?
No veo ningún argumento plausible que suponga la desaparición de un personaje interesante del entorno cultural en el que ha nacido, ni tampoco razones para que dicho personaje de ficción no pueda soportar diferentes versiones alternativas, complementarias o contrapuestas entre ellas, y mantenga la esencia que lo hizo relevante en su momento.
El cómic como producto masivo tiene poco más de un siglo, y en estos momentos se está publicando la mayor variedad de formatos y propuestas de toda la historia, así que no veo tanto una crisis del cómic (así, en términos generales), sino una crisis en un formato muy concreto, el comic-book, que sí está reduciendo su cuota de mercado.
Por ello, si hablamos de la crisis del mercado norteamericano de los cómic-books, yo creo que tiene más que ver con una crisis del modelo de consumo de productos culturales basados en la prensa impresa y, además, en la falta de vinculación emocional que tiene la mayoría (ojo, no todos, sino la mayoría) de los adolescentes por las creaciones impresas en general, puesto que están mucho más orientados hacia el entretenimiento digital.
El cliente que se ha perdido en las tiendas especializadas, las americanas y las españolas, es el cliente "casual", el que pasa por la puerta y entra porque ve algo que le atrae y se gasta 20 euros. Que han supuesto, en la mayoría de los casos, unos ingresos tan importantes que su ausencia ha llevado a muchas librerías a cerrar. Los compradores habituales siguen visitando semanal/quincenal/mensualmente las tiendas, pero se "agotan" ante la enormidad de la oferta (allí y aquí) y, al no disponer de un presupuesto elástico, tienen que variar sus hábitos de compra para "probar" los nuevos productos. Además, de éstos cada vez hay menos, porque el cómic sigue siendo un producto de "lujo", un "entretenimiento", que se cae de la lista de la compra cuando los ingresos menguan sustancialmente, que es lo que nos ha pasado a (casi) todos durante los dos últimos años.