He leído Batman: Detective Comics Nº 10.
Diría que este es uno de los mejores tomos de la colección. James Tynion IV sigue trabajando su concepto de serie coral, centrando su atención en un personaje concreto en cada saga, para en esta ocasión tener como gran protagonista a Clayface. Otro de los aspectos más destacable es como todo lo que ha ido sucediendo en la cabecera hasta el momento culmina en cierta forma en los acontecimientos narrados en esta entrega. Todo el tema de la Colmena, el futuro distópico que nos presentaba un Tim Drake adulto, el Sindicato de Víctimas, los peores temores de Basil Karlo, o incluso ese temor generalizado al grupo de Batman, que más que un equipo de justicieros se ve a ojos del ayuntamiento como una fuerza paramilitar que pretende controlar el régimen preestablecido. Una serie de tramas y subtramas que se han estado cocinando a fuego lento para llevarnos a este punto, ofreciendo una lectura sumamente entretenida e interesante. No cabe la menor duda que le trabajo de Tynion en esta serie está siendo bastante notable.
La primera parte del tomo presenta la conclusión de la saga titulada "La caída de los Hombres Murciélagos", que comenzara en el anterior volumen. Uno de los temas que planea constantemente sobre esta colección es la intención de cambiar el mundo, intentando ofrecer facetas diferentes del superhéroe, más allá de detener al villano de turno o al típico delincuente. Un proyecto en el que Red Robin lleva implicado personalmente mucho tiempo y que en cierta forma tiene una vertiente en personajes como Anarquía. De ese modo, esa búsqueda constante de la utopía en la que se intenta utilizar todos los medios a su alcance para salvar al máximo de personas posibles toma un cariz interesante, explorando desde otra perspectiva el concepto básico de obras como Watchmen y otras similares, pero sin demasiadas pretensiones y bajo de un punto más realista. Esto, curiosamente, entra en confrontación con la realidad preestablecida, y podría decirse que el germen de ese miedo que muestra el ayuntamiento hacia el grupo de Batman. Quizá es el miedo a lo desconocido, o incluso al cambio, así com la pérdida del control. Una serie de cuestiones bastante interesantes que provocan el regreso del Sindicato de Víctimas, un grupo de villanos que en su debut se quedaron en su aspecto más dramático, para ahora profundizar un poco más en lo que supone la responsabilidad del héroe.
Pero, como decía al principio, el gran protagonista es Clayface, un vilano redimido en el que Batman y los suyos han puesto toda su confianza. Ahora, con cierta reminiscencia de los clásicos del terror, los miedos del exactor cobran forma y se solidifican, convirtiéndose en aquello que más teme. Por un lado, sus nuevos amigos y compañeros se niegan a tirar la toalla, porque creen que bajo esa apariencia de monstruo se esconde una gran persona de buen corazón, mientras que por otra parte el Clayface incontrolable sale a la luz cuando parecía que su cura estaba más cerca. De ese modo, tenemos un exhaustivo análisis psicológico de un personaje que ya de por sí era muy interesante, pero que Tynion ha sabido explotar al máximo sus posibilidades. Aunque podemos decir que en cierta forma el guionista no ha hecho más que extrapolar el concepto básico de villano redimido, que hemos visto en multitud de ocasiones, sobre todo en conocidos personajes de Marvel, creo que ha conseguido ir un paso más allá, transmitiendo muy bien tanto el aspecto dramático de su situación, como esa dualidad entre hombre y monstruo, propia del género de terror más clásico. Una lucha interna, un drama humano y, como no, un inminente peligro para la ciudad. Y es que todo el desarrollo que hemos visto en la serie nos ha llevado a este punto, en el que un aliado se vuelve contra sus compañeros de equipo. A pesar de la conclusión de la etapa, la viñeta final nos deja un cliffhanger devastador, en el que se abren innumerables incógnitas, que tengo curiosidad de ver como las resuelve Tynion, que parece empeñado en demostrar que en ocasiones las series secundarias de los grandes personajes pueden ser más interesantes o mejores que las cabeceras principales.
El tomo concluye con el primer anual de Detective Comics, que bajo el título "Barro", nos muestra una revisión moderna del origen de Clayface. Tengo que reconocer que no soy un apasionado de los cómics de este estilo, que intentan renovar o recontar aspectos que realmente no necesitan ser revisionados. No obstante, Tynion da muy bien con la tecla en esta ocasión y nos presenta una historia francamente buena. Su trabajo me sigue recordando a Paul Dini en la serie animada, sobre todo con esa ambientación y la forma de narrar la biografía de Basil Karlo totalmente inspirada en el concepto dramático del monstruo clásico. Además, el relato no está exento de moraleja final, casi como un mensaje crítico a la sociedad sobre la constante importancia que se le da a la superficialidad de la belleza, sin tener en cuenta que lo verdaderamente importante es el interior. A su vez, Tynion nos cuela el origen de Glory, una de los integrantes del Sindicato de Víctimas, cuya implicación personal con Basil es tan importante a lo largo de la saga de la serie regular. De ese modo, Tynion va encajando todas las piezas de un puzzle que da forma a una serie que poco a poco se va consolidando en una etapa sólida y de lo más interesante.
En el apartado gráfico hay poco que comentar, ya que seguimos la línea de tomos anteriores, con la presencia de varios artistas. Joe Bennett, Miguel Mendoça y Jesús Merino figuran en los créditos, aunque a mí me cuesta diferenciar qué hace cada uno, la verdad. Lo verdaderamente importante es que todos consiguen mostrar cierta cohesión, de manera que el cambio de artista no es algo dramático ni acusado. Por otra parte, Eddy Barrows se encarga del anual, realizando un trabajo tremendamente bueno, sobre todo en la faceta narrativa, aprovechando esa conexión fílmica con el protagonista de la historia. También cabe destacar el empleo del color, combinando ese tono sepia propio del cine antiguo y que tan bien encaja con Basil y este nuevo origen, que la verdad es que no se aleja demasiado del original. En definitiva, un buen tomo que consolida mi opinión sobre esta serie, que se está convirtiendo no solo en una lectura recomendable, sino en algo imprescindible para los aficionados a Batman y su entorno.