Bien, hoy la cosa va de Miller, que es de esos escritores que pertenecen al selecto grupo de los que incluiriamos en cualquier top de lo mejor que ha dado el género. Y de Mazzucchelli, que poquito a poquito se está convirtiendo en la influencia gráfica más visible de la Marvel actual. Y de uno de esos tebeos tan intocables, tan legendarios, que reseñarlos y hacerles justicia no siempre es fácil. Y todo ello con trampa, porque en realidad todo lo que voy a escribir es una mera excusa para poder trasladar aquí un texto que leí hace un montón de años y que cambió mi perspectiva sobre la obra, me hizo ir un paso más allá y me hizo comprender que los tebeos podían ser mucho más de lo que yo creía.
Poneos cómodos, vamos al lío.
Clásicos Marvel (V): Born Again, de Miller y Mazzucchelli.Aunque sería muy bonito poder tirarme el rollo sobre cómo descubrí la obra y la fui viendo crecer, me parece que poco romanticismo hay en esta ocasión. Cuando leí Born Again por primera vez, sabía perfectamente que era una obra maestra y que el personal ya hablaba de ella como una de las mejores historias paridas en Marvel. Así que en este caso, posible lector neófito que quizás estés leyendo esto con la duda de si deberías gastarte tus dineros en un ejemplar de este tebeo, nuestro punto de partida es exactamente el mismo: obra de la que todo el mundo habla con devoción/ahorrillos en el bolsillo/duda sobre si merece la pena la inversión.
Por contextualizar, hay que empezar diciendo que es Frank Miller. El mejor Frank Miller, añado, que es el que nos podiamos encontrar en los tebeos de aquella edad de bronce ochentera que para muchos de nosotros siempre se teñirá de oro. El Frank Miller que lo petaba, el que un día unió sus ganas de comerse el mundo con una pasión enfermiza por los ninjas, los códigos de honor samurais y la cultura japonesa en general surgida a raíz de la lectura de Lobo Solitario y su Cachorro o algo así, el que se volvía loco con el género negro pulp de Will Eisner, sus femmes fatales y sus tipos duros con gabardina.
Durante años jugó con estos elementos como quiso, combinándolos a su antojo y creando lazos de unión imposibles que emparentaban a Kurosawa, Philip Marlowe o Joan Crawford con Lobezno, el Comisario Gordon o los habitantes de Sin City. Y antes de eso, un poco antes de mostrarle a Logan el camino del honor o de reconstruir (y deconstruir) el mito del murciélago y mucho antes de trazar las líneas maestras del noir comiquero moderno en callejones de la ciudad del pecado en la que la lluvia nunca cesa, jugó con Daredevil.
Y cómo lo hizo, Dios.
Miller agarró a Daredevil y fue enriqueciendo los pilares sobre los que se levanta el personaje recreando su origen, dotando de vida propia a La Cocina del infierno, ampliando el interés en sus adversarios y haciendo más humanos a sus allegados, creando el mito de Elektra y llevando al Hombre Sin Miedo a unas cotas de calidad difícilmente superables.
Pero por el camino, paulatinamente fue matando en vida a Matt Murdock.
Juntando el hambre con las ganas de comer, llegamos a Mazzucchelli. Si alguien no conoce la obra de este señor, hay que decir que es (obviamente) "el de Born Again". Y con eso tendría que bastar, de verdad. Pero también es "el de Año Uno", y la leyenda crece. Ha hecho más cosas, obviamente, y me consta que Asterios Polyp bien merece una lectura, pero tampoco vamos a forzar la máquina.
El caso es, posible lector neófito que quizás no conoces a este artista, que si has leído alguna de las series
hot de Marvel en los últimos años y te han gustado, si has alucinado con el dibujo de Ojo de Halcón, de Superior Foes of Spiderman o del número de este mes de Vengadores Secretos, estás de suerte, porque vas a alucinar con Mazzucchelli y su arte que supone el punto intermedio de una línea imaginada que une al Zorro de Alex Toth y al Clint Barton de David Ajá.
Y en el tercer vértice del triángulo, está Matt Murdock. El abogado invidente de día y diablo guardián de noche. El protector de La Cocina del Infierno. El hombre al que Kingpin arrebató la vida. El Hombre sin Miedo. Éste será su momento más bajo. Paradójicamente, también será el más alto.
Mi gratitud eterna a Lorenzo Díaz por su inspirado (e inspirador) artículo que me hizo comprender mejor la majestuosidad de una historia cuyo recuerdo hoy, frente al ordenador y a estas horas de la noche, me hacen amar los cómics un poquito más. Y a ti, posible lector neófito, te recomiendo que dejes de leer, a riesgo de conocer partes de la trama que sería mejor que descubrieses por ti mismo. Hazte con un ejemplar de Born Again y disfrútalo. Nos vemos a tu vuelta.
La Pasión según MillerFrank Miller saltó al estrellato gracias a su trabajo en la serie Daredevil. Mientras la dibujaba y posteriormente escribía, eclosionó un autor distinto, imaginativo y rompedor, que no tardó en buscar nuevos horizontes, abandonando al personaje que le valió la fama.
En sus manos, Matt Murdock/Daredevil fue llevado al límite: vio morir a la mujer que amaba, aunque nunca lo admitiese -leer
Elektra Saga-, y acentuarse el carácter hipócrita de su vida, hasta llegar a tomar decisiones que iban contra su ética. Aquí, Miller dejó la serie y a Daredevil en la tesitura de colgar el esquijama y dedicarse exclusivamente a la abogacía.
Pasaron los años y Miller realizó Ronin, maduró su estilo y siguió aprendiendo y mejorando, mientras Daredevil permanecía en un impass, sin progresar más allá del momento en que Miller lo dejó.
Un día, le proponen a éste volver a la serie y tras pensarlo acepta, para terminar la historia que dejó en suspenso años atrás. Prescindirá de los números intermedios y continuará a partir de "Ruleta", saltándose a la torera los treinta y cuatro episodios posteriores, no realizados por él. Nadie se quejará, todos los lectores quedarán atrapados por la pasión y muerte de Daredevil y la resurrección de Matt Murdock.
Miller ya había dejado muy claro en la anterior etapa que lo único que mantenía la cordura de Daredevil era la existencia de Matt Murdock, pese a que aquel prescindiera continuamente de éste: como Murdock tiene que afrontar el mundo, cometer errores y equivocarse, manteniéndose entero lo mejor que puede, prescindiendo de autoengaños; se ve a sí mismo tal como es, sabiendo lo que hace bien y lo que hace mal. Como Daredevil no asume las responsabilidades de sus decisiones, actúa y justifica a posteriori su actuación, desequilibrándose continuamente, comprometiendo su ética y llevando a Matt Murdock al borde de la crisis personal, lo que repercutirá lógicamente en Daredevil.
Con esto establecido, a Miller no le quedaba más remedio que utilizar a Murdock como elemento catalizador de la destrucción de Daredevil. Y teniendo en cuenta el carácter católico del personaje, el símil bíblico estará presente a lo largo de toda la obra.
Para ser un autor que, entre otras cosas, ha basado su éxito en la secuencia, Miller utiliza exhaustivamente en este trabajo los textos de apoyo en primera y tercera persona. Éstas se alternan continuamente en un impresionante despliegue narrativo, que no por excesivo resulta menos atrayente. La primera persona está reservada a Matt Murdock y Ben Urich, los personajes inicialmente inactivos, que van a ver turbadas sus vidas por los activos. Éstos, los que desencadenan la acción para sus propios fines, prescindiendo de a quién afecta, son narrados en tercera persona (más distante y menos intimista). Para los demás personajes utilizará la secuencia (neutra y sin tomar partido).
La pasión de Daredevil empieza lógicamente con un judas: Karen Page, antigua novia de Matt Murdock y ex-actriz de cine porno, que lo vende a sus enemigos por una dosis de heroína. Sus enemigos, el Mal, se encarnan en una figura: Kingpin, inmutable y eterno, rey del bajo mundo que aspira a ser considerado un igual por los hombres de negocios y los políticos que dominan la Nación. Atacará de manera solapada a Matt Murdock, llevándole a la ruina más absoluta, dejándole sin poder ejercer la abogacía y sin sitio al que ir.
Murdock, desequilibrado sicológicamente, en completa paranoia, amenazará a sus enemigos, será vencido por Kingpin y apuñalado en el costado por el más bajo de sus enemigos. Acabará derrotado y moribundo en el mismo lugar en que nació Daredevil.
Cada uno de los primeros episodios, significativamente titulados "Apocalipsis", "Purgatorio" y "Paria", comienza con un Murdock durmiendo en posturas progresivamente fetales que anuncian un futuro renacimiento y, dadas las resonancias bíblicas, la última imagen de esta pasión, la anterior a la resurrección, tenía que ser una "Pietá".
El principio de la resurrección, el episodio titulado "Nacer otra vez", nos muestra un Murdock relajado, tranquilo, con el aspecto y postura de un Cristo recién bajado de la cruz, una cruz insinuada en la composición gráfica de la página. En este capítulo nace un Matt Murdock limpio de Daredevil, habiendo recuperado a una madre que creía muerta, una monja personificación de la Virgen, y a la sombra del padre, al recuperarse en una iglesia.
Ahora Murdock está limpio, equilibrado, consciente de cuál es su auténtica labor (¿divina?) y sin resentimiento alguno hacia su pasado y sus enemigos. Cuando Karen Page acude a él, confesándole su traición y pidiéndole ayuda y perdón por todo lo que le ha quitado, responde que no le ha quitado nada. Y es que se ha liberado del lastre que llevaba encima desde el momento en que se convirtió en Daredevil, equivocando así el camino a seguir en su vida.
El episodio "Nacer otra vez" no se limita a ser la resurrección de Matt Murdock, el título implica también a los demás miembros del reparto. Karen Page encuentra una posible segunda oportunidad de la mano de Foggy Nelson. Éste consigue un nuevo trabajo y una posible relación estable con la ex-novia de Matt. Y Ben Urich, con la mano rota como advertencia por haber querido ayudar a un amigo, encontrará su segunda oportunidad cuando admite su propia mortalidad y de ello saca fuerzas para poder pronunciar el nombre de Matt Murdock al que ha negado tres veces por miedo a las represalias de Kingpin. En cambio, éste no puede "nacer otra vez", ya que es el Mal y, por tanto, inmutable.
El clímax de la saga se alcanza en el episodio "Salvado", en el encuentro entre Matt y Karen. Los dos episodios que vienen a continuación fueron concebidos como un epílogo y forman casi un ciclo aparte, en el que Daredevil logra una victoria pírrica sobre Kingpin, al negarle su acceso a otros círculos del sueño americano: el Capitán América, personificación del sueño americano original, y Nuke, ejemplo perfecto de la degeneración del mismo.
Esta novela gráfica en ocho partes ha contado con la importante colaboración gráfica de David Mazzucchelli, metido a esto de hacer tebeos tras leer uno de Miller. Su estilo reminiscente del de Gene Colan se adapta perfectamente a la historia, evolucionando con ella hasta alcanzar su culmen en "Nacer otra vez", aportando el contrapunto adecuado al guión de Miller, por no hablar de su implicación en el trabajo creativo, que va más allá de una mera labor ilustrativa.
En suma, Born Again cierra brillantemente la etapa iniciada casi tres años antes por Frank Miller y prefigura sus logros posteriores.
Lorenzo Díaz
Madrid
Enero 1991
Seguro que no soy el único que se muere de ganas en este momento de releer este tebeo.