He leído La herencia de la ira.
Se trata de una miniserie de cinco números publicada originalmente en el sello Icon de Marvel, realizada por el guionista Jason Aaron y el dibujante Ron Garney. La trama gira en torno a un historia de violencia familiar en la que el apellido Rath parece estar ligado a la muerte y la violencia durante generaciones, desde que Ira Rath mató a un granjero vecino por unas ovejas, comenzando así un ciclo de violencia que nos lleva a nuestros días, con un nuevo Ira Rath, esta vez convertido en un asesino a sueldo frío y duro, que tendrá el último encargo de su carrera, el cual está relacionado íntimamente con la maldición familiar, por así decirlo.
Aaron vuelve a demostrar que es un autor que se mueve como pez en el agua en el género negro, a pesar de que también habrá quien pueda percibir la repetición de ciertos patrones. Su protagonista sigue siendo un Clint Eastwood de libro, recordándonos poderosamente a los dos protagonistas de los primeros arcos argumentales de Paletos Cabrones, así como ese escenario sureño en el estado de Alabama, donde se desarrolla la acción. No obstante, aunque se puede observar ese cliché no solo propio del género, sino también de la parte más personal de la obra del escritor, que casi parece tener un sello característico y marcado, igual que lo puedan tener otros guionistas como Garth Ennis, por ejemplo, la calidad de la historia consigue que se obvie todo eso y acabes inmerso en una historia visceral que atrapa al lector prácticamente desde la primera página. Bajo mi punto de vista, Aaron perdió cierto punto de originalidad en el momento que repite ciertos esquemas en obras muy similares, pero no deja de ser un escenario y un prototipo de personajes, después sí consigue que la trama y el argumento tengan mucha fuerza, que sus personajes tengan una personalidad muy marcada, y también que la historia sea tremendamente adictiva e interesante. Violencia, sangre, rencores familiares arrastrados durante generaciones, esa es la herencia de los Rath y del propio Aaron que la transforma en cómic y la comparte con nosotros.
Como curiosidad, añadir que esta obra es posiblemente una de las más personales de Jason Aaron, ya que está basada en parte en una historia real, ya que su bisabuelo cometió ese mismo acto de violencia que sirve de desencadenante a esta miniserie. Ahora quizá se entiende mejor esa visión que siempre intenta trasladar el autor de un sur bastante duro y violento, propicio para su introducción en el género negro, para mí uno de los puntos fuertes del autor, muy por encima de su trabajo en el cómic de superhéroes mainstream que yo he leído. Según afirma en el propio tomo, parece que Aaron podría contar más historias de los Rath, y ojalá sea así, porque esta es una de las mejores obras del escritor, que sigue la línea de su fantástico trabajo en Paletos Cabrones o Scalped. O lo que es lo mismo, el mejor Jason Aaron que se pueda leer.
En el apartado gráfico tenemos a Ron Garney, un dibujante que transforma un poco su estilo habitual para convertirlo en un trazo sucio, bastante grueso en ocasiones, y con un tono bastante oscuro. Sinceramente, aunque siempre es un artista que me ha gustado, con cierto aire clásico incluso, me ha sorprendido mucho verlo en esta evolución, adaptándose totalmente al tono que imprime Aaron a su historia. En mi opinión, este Garney no tiene nada que ver con el que ya trabajara con el guionista durante su etapa en la serie de Logan, optando por un estilo más realista, dentro de esa faceta menos detallada, pero que se puede apreciar que obedece para mimetizarse con la obra y su intencionalidad oscura y violenta. Me ha gustado mucho el resultado final, consiguiendo una importante cohesión entre dibujo y guion, ofreciendo así una lectura muy satisfactoria con la que yo he disfrutado muchísimo. De lo mejorcito que haya leído este mes, y una lectura muy recomendable a los amantes del género negro o simplemente a los tebeos de buena calidad. Esta es la herencia que nos lega Jason Aaron, una firmada con sangre, violencia y muerte; mucha muerte.