Pues la verdad, yo estuve ojeando bastante el primer y segundo número de Locke y Key, y no me convenció en absoluto. Me pareció una cosa muy rara, con cabezas abiertas y mundos dentro de ellas. Así que los regalé o los vendí, no recuerdo ahora.
Si, si es que tampoco es obligatorio que tenga que gustar a todo el mundo. Pero lo mejor de este comic es el desparrame de imaginación que le echa Hill (supongo que llegará un momento en que las buenas ideas se le vayan acabando, pero de momento el tío está fresco como una rosa) y lo adictivo de una historia que a las pocas páginas ya me tenía absolutamente cautivado.
Y otro punto a su favor es que, a pesar de ser un comic de terror (creo que se podría decir que lo es, ¿no?) y tener ciertos ramalazos de sangre y tal, eso está al servicio de la historia y no al revés. Desde luego, dista mucho de ser el típico comic que busca epatar al lector a base de sangre, vísceras y guarradas.
Y aunque a día de hoy no sea decir demasiado, no me cabe la menor duda de que si esta serie estuviese en Vertigo (porque hace no mucho, este tipo de series las publicaba Vertigo,
you know), sería el actual buque insignia del sello. De largo.