Sinopsis: La historia del número 14 de los Cuatro Fantásticos continúa exactamente en el punto donde terminó el número 13: con nuestro cuarteto volviendo de la Luna en su nave. Son recibidos como héroes, y tienen que escapar de sus fans gracias a un remolino de la Antorcha. Ya en casa, Reed descubre a Susan buscando a Namor, pues aún no tiene claro lo que siente por él. Por su parte, el Amo de Marionetas ha salido del hospital a donde fue tras su aparente muerte, y decidido a vengarse de los 4F, crea con su barro radiactivo una figurita de Namor, y le obliga a raptar a Sue. El resto del cuarteto va a buscarla a los dominios de Namor, que pese a ayudarse de multitud de peces-arma, es finalmente derrotado. Los Cuatro Fantásticos deducen que Namor estaba siendo controlado por alguien, y, por un azar del destino, el Amo de las Marionetas es neutralizado, lo que libera a Namor. Éste les permite abandonar sus dominios sin que ninguno de ellos sepa realmente qué es lo que ha pasado.
Datos importantes:-No se explica la supervivencia del Amo de las Marionetas.
-Tampoco se explica cómo conoce la existencia de los Skrulls (a los que menciona), dado que el encuentro de los 4F con éstos no fue hecho público.
-Reed Richards hace una prueba a la Cosa para probar el límite de su fuerza, y le hace aguantar un peso de “diez toneladas”. Éste las arroja después sin aparente esfuerzo contra una imagen de Namor.
-Por si no vuelven de la misión, Reed decide que dejen la clave de sus archivos secretos al comisario de policía.
-Se abandona el formato de capítulos, aunque se ve que fue una decisión sobrevenida, dado que el cómic empieza con el “Capítulo 1”.
Reseña:Nos encontramos con la continuación directa de la historia anterior, algo que no era demasiado común en esa época, pero tampoco demasiado extraño (el número 4, por ejemplo, comenzaba con una pelea entre la Cosa y la Antorcha Humana, a consecuencia de su combate contra el Hombre Milagro del número anterior). Encontramos aquí de nuevo el status de “héroes reconocidos” de los cuatro, unido, además, a un reconocimiento especial esta vez: el de ser los “primeros hombres en la Luna”, dejando así al pobre Armstrong en el ostracismo. No se hacen más menciones de este hecho posteriormente, no obstante.
El recibimiento de autoridades y fans no podía ser más hilarante. Dos grupos de “groupies” de Reed Richards le estiran cada uno de un lado para llevárselo, un empresario del espectáculo intenta que un fortachón cutre luche contra la Cosa, ofrecen a Sue anunciar desodorante…
“¡No perdamos la dignidad, señoritas!” La vuelta al cuartel general nos descubre nuevamente que, si Stan Lee pretendía evitar el status de “Mujer florero” de Susan, no está teniendo ningún éxito. Los tres héroes masculinos se echan a descansar nada más llegar, mientras que Sue dice “Hmmm, voy a limpiar un poco la casa”, lo que es replicado por Reed con “PERO HAZLO EN SILENCIO”. Un tanto bochornoso, creo que incluso para esa época.
Reed descubre después a Sue pensando en Namor (como para no hacerlo, después de ese desplante, se me ocurre), lo que nuevamente hace surgir dudas en él: “Aunque el mundo me conoce como el invencible Mr. Fantástico, soy incapaz de alcanzar mi meta más anhelada: conquistar por completo el corazón de la chica que amo”.
“LIMPIA Y CALLA” Un cambio de escenario nos lleva al meollo del capítulo. El Amo de las Marionetas parecía haber muerto en su caída al final del número 8, pero de alguna manera (que no se explica) sobrevivió, y ahora planea su venganza. Decide no mancharse las manos él esta vez, y controlar a uno de los enemigos ya habituales de los 4F, escogiendo al príncipe Namor. No entendemos por qué no hace simplemente estatuillas de los Cuatro y los obliga a suicidarse: en fin, como dice él, así “su venganza será más dulce”. La cosa es que finalmente el Amo controla a Namor con su estatuilla… y a partir de aquí comienza una aventura marcada por un despliegue de peces, a cual más estrafalario. Vayamos con ellos.
“Vencerles directamente sería poco divertido, no saldrían tantos peces” Namor descorre unas cortinas para utilizar los poderes del
Mento Pez, “que transmite pensamientos humanos a cualquier punto con electroondas mentales”. De esta forma llama a Sue, que decide ir a buscarle para aclarar de una vez lo que siente por él.
Una vez allí hace escena el
Hipno Pez Flotante (atención al concepto de “pez flotante”), que no sólo toma la mente de Sue, sino que la envuelve en una burbuja para que pueda respirar hasta llegar a los dominios del atlante.
Namor transmite una imagen suya al resto del cuarteto (por medio de un “transmisor submarino de imágenes”) y les hace ir a buscarle. En el ínterin la Cosa va a buscar a Alicia, con quien ya tiene una relación clara, y cuando ella empieza a llorar por lo que puede pasarle, él decide que les acompañe. Esto parece no tener demasiada lógica, pero sus dos compañeros estaban seguros de que iba a ocurrir, y así se lo dicen. Curioso tanto esfuerzo para una presencia que no hará prácticamente nada en toda la aventura (excepto sugerir la posible identidad del enemigo real… su padre).
“Oh, sí, ven a una muerte probable en el fondo del oceano, no soporto ver llorar a una mujer!”[/i]
Cuando se acercan con un batiscafo experimental (cedido por el “almirante Sawyer”, nuevamente la colaboración plena del ejército) son atacados por un
Puercoespín Marino gigante, y capturados finalmente por una enorme
Ostra Carroñera. Namor les reta a pelear uno a uno, “como es costumbre entre su pueblo”, para salvar a Sue, custodiada por el poderoso
Pulpo de los Siete Mares. Namor derrota a la Antorcha gracias a una “criatura submarina que sobrevive en una cueva fría devorando cualquier tipo de calor” (tan ignota que ni siquiera tiene nombre, al parecer). Arroja después a la Cosa un
Coral de Puñales, primero, y un
Hongo de las Profundidades, después (como veis, el príncipe atlante no se moja personalmente –qué irónico-. Finalmente Reed crea una cárcel de miembros con su propio cuerpo aprisionando al atlante, mientras que la Cosa salva a Sue arrojando al pulpo a lo lejos.
El Amo de las Marionetas obliga a Namor a emplear su arma definitiva: una planta que “suelta un gas que ningún ser vivo resiste”. Pero Reed, que algo se olía (nunca mejor dicho), les había dado unas mascarillas improvisadas que les permiten sobrevivir y derrotarle.
Mientras tanto, el poderoso Pulpo de los Siete Mares, arrojado por la Cosa, decide ir contra el submarino del Amo de las Marionetas y aplastarlo (aparentemente). Esto libera a Namor, que al no saber qué hacen ahí los Cuatro Fantásticos ni qué ha ocurrido, permite que marchen todos en paz, para poder seguir la búsqueda de su pueblo. Sue mantiene la incertidumbre con sus palabras: “Namor, me fascinas, pero mi lealtad está con Reed. En cuanto a mi corazón… tal vez un día pueda elegir… pero aún no”. Emocionante, ¿no creéis?
Valoración:Dado que veníamos de la apasionante aventura con los Supersimios, no se puede menos de valorar positivamente este número. Nos encontramos con un “enemigo en la sombra”, que desaparece sin haber sido revelado; con el uso de un Namor que sigue creando un conflicto latente entre Sue y Reed; y con varias situaciones chistosas (como la de los fans del principio, o el incidente de la Cosa en un aparcamiento). En contra, siguen ocurriendo situaciones forzadísimas y sin ninguna motivación razonable, y Susan sigue alcanzando niveles de florerismo exasperantes. Pero es un aventura que sirve para entretener y de paso seguir definiendo a los personajes; deja incógnitas en el aire, avanza en las tensiones que se van dibujando en la serie, y, en fin, deja un buen sabor de boca.