Yo es que no tengo tan claro como algunos que Julián sea la clase de persona que se deja la subjetividad en casa cuando va a trabajar.
Sin que ello signifique que sea un mal editor ni nada parecido, que anda que no le he defendido yo veces en los hilos del plan editorial.
Pero a tenor de su forma de expresarse, responder comentarios, presentar sus ideas o actuar ante las críticas la impresión que me da es una distinta de esa creencia de que sin duda su decisión viene íntegramente dada por factores externos a su voluntad personal.
Como cuando Trump ganó las elecciones y Julián se dedicó durante meses a despotricar a muerte contra él en casi todos los artículos del Marvel Age y los Spot On de las grapas que enganchaba. Muy profesional, lo que se dice muy profesional, pues no fue. Porque hombre, no te digo yo que con el calentón inicial no se le escapase algo, pero ya llegó un punto en el que parecía costumbre ir a leer su texto al final de la grapa de Vengadores y encontrarte más quejas sobre Donald Trump.
Así que después de sus decenas de referencias a las ganazas que tenía de celebrar estos números redondos por todo lo alto, que se anuncie una barbaridad editorial como la que se nos ha presentado a mí me da que pensar sobre su conveniencia de cara al lector.
Que me puedo equivocar, pero yo apuesto a que si cogemos a 100 lectores al azar sin que sepan nada de esto y les proponemos un brainstorming creativo sobre cómo celebrarían la llegada de los #100 de Vengadores y Iron Man ni de coña sale a la palestra, ni como sugerencia siquiera, la que ha acabado siendo la solución más idónea según Panini.
Ya lo dijo un compañero unas páginas atrás, hay el más mínimo retraso en el estreno español de Infinity War para cuadrarlo con algún tipo de aniversario y arden las redes sociales y algunas oficinas. Como el retraso va a ser en los muñequitos que compran cuatro frikis pues no pasa nada, si ya van a poder leer a un tío disfrazado que corre la hostia durante ese tiempo, ¿qué diferencia hay?