Sargento Furia: Marvel Limited Edition tomo 2: ¡En las Fauces de la Muerte! (1965-1967) Segundo tomo recopilatorio de la serie del Sargento y sus Comandos Aulladores, que sigue la estela dejada en la parte final del primero por los mismos autores, Stan Lee y Dick Ayers.
Así, pocas cosas cambian en este inicio, Stan Lee sigue en muy buena forma gracias a guiones muy trabajados y ocurrentes, emocionantes, aunque el efecto sorpresa va disminuyendo paulatinamente. Mientras que Dick Ayers está en muy buena sintonía con lo que nos cuenta Stanley. Pese a estar lejos de ser uno de los grandes, Ayers ha hecho suya la colección. Su narrativa y sus acabados, con la ayuda de John Tartaglione, cumplen suficientemente, por lo que Sargento Furia pasa a ser el trabajo por el que se le recordará por siempre en Marvel.
En el primer tramo nos encontramos con historias tan interesantes como una trama que introduce el Proyecto Manhattan, el de la Bomba Atómica, sin que ninguno de los Aulladores sepa de qué narices se trata.
También una apasionante aventura en que Dum Dum se las apaña él solito para hundir un enorme destructor nazi. U otra en que es el propio Furia quien debe actuar sólo. Un número donde ocurren dos hechos importantes. Por un lado nos revelan al fin la causa del parche en el ojo de nuestro Sargento y por otro nos presentan a Erik Koenig, un alemán hastiado de los nazis que presta ayuda a Furia y que acabaría entrando en las filas de los Aulladores.
Aunque también hay lugar para una historia más ingenua sobre un nazi maestro de los disfraces que se identifica extrañamente como el Craneo Rojo. Extrañamente porque, cuando se despoja de sus milagrosas máscaras, quien aparece debajo es un alemán cualquiera.
Pero quizás lo mejor del tomo hasta el momento lo tenemos en un arco de dos números que supone el enésimo enfrentamiento al Barón Strucker. Una historia con varios matices, especialmente en cuanto a la compleja personalidad de Strucker, que por momentos muestra un atisbo de humanidad al desacatar las órdenes del mismísimo Führer. Órdenes que consistían en aniquilar a una población francesa por completo. Un Strucker que, pese a todo, se muestra inhumano frente a Furia, y que finalmente se ve obligado a esconderse para siempre de las tropas de Hitler.
Justo en el segundo de los números de este arco tenemos el primer cambio importante en la colección. Roy Thomas sustituye a Stan Lee a los guiones.
Pocos cambios sufre la serie con la llegada del nuevo guionista, algo previsible en una serie acotada a un solo género. Thomas sigue ambientando las misiones del grupo en episodios históricos de la guerra como el Desembarco de Normandía y, entre otras cosas, arma una historia de origen del grupo, en la que nos cuenta como Furia y los demás se conocieron.
Por lo demás, siguen las disputas con McGuiveney y sus Marrulleros, o las periódicas apariciones como invitado del Capitán Savage, aunque todavía no se le llama por su nombre. Simplemente es el capitán del submarino. Además del aliciente que supone la entrada en el grupo del alemán Eric Koenig, ya presentado por Stan Lee.
Pese a que la etapa de Roy cuenta con buenos números, siempre autoconclusivos, como el rescate de los Aulladores en el momento que iban a ser fusilados por el mismísimo Hitler, o el asalto al tren en Suiza, desde mi punto de vista la colección va perdiendo fuerza paulatinamente. En especial a partir de la misión en África.
No es que se aprecie un gran vuelco respecto a la etapa de Stan Lee, de hecho Thomas empieza bien pero va perdiendo chispa.
Los guiones están trabajados, merced a una buena labor de documentación, pero la estructura de los números pasa a ser demasiado rígida y las historias más convencionales. Como si de una serie televisiva se tratara, cada episodio consiste en una misión, inicialmente encomendada por el Capitán Sawyer. Estando cada misión ambientada en diferentes países invadidos por los nazis, como si ante las aventuras de Astérix nos encontráramos. Italia, Noruega, Grecia, Suiza, el norte de África…
Pero quizás el principal problema esté en los diálogos. No es que Thomas escriba mal, sólo que, en comparación a Lee, se pierde ese efecto de asimilación inmediata que sabía proporcionar el gran Stanley.
Creo que Thomas se enrolla demasiado en explicaciones que hacen la lectura más densa, mientras que Stan Lee era más directo, sin rodeos. A buen seguro que buena parte de culpa la tenía su ingenioso humor, al que Thomas intenta darle continuidad sin lograr el mismo resultado.
En cuanto a Dick Ayers, creo que también baja un tanto la guardia, sobretodo en lo que respecta a anatomía y expresiones faciales, aunque de vez en cuando nos encontramos con algún número donde se percibe un mayor esfuerzo.
Al final del tomo entra Gary Friedrich a los guiones. Tan sólo son dos números, insuficientes para valorar su trabajo, pero el que adapta la derrota del Africa Korps, con el general Rommel a la cabeza, está bastante bien.
Si a alguien le gustó mucho el primer tomo, es posible que el segundo le guste también, o quizás le ocurra como a mí, que me gusta pero a medida que avanza voy perdiendo interés. Quizás por agotamiento de la fórmula, todo es posible.