X-MEN 5
Capítulo 48
Mercurio estaba recorriendo la ciudad a la mayor velocidad que sus poderes mutantes le permitían. No se hacía a la idea de haber vuelto a dejar a Wanda sola en mitad de la calle, luchando, pero era la única forma de que él pudiera llegar más rápido a su destino.
Por fin la vio, la gran casa que estaba a las afueras de la ciudad. En la verja de la entrada un gran cartel señalaba: Hermandad de Mutantes, y alguien había tenido la ocurrencia de poner debajo con spray Diabólicos.
Mercurio entró a la casa. Realmente parecía un estercolero, con todo tirado por el suelo, las paredes manchadas de algo verde y gelatinoso. Se oía bullicio arriba, y la televisión puesta a máxima voz.
SAPO: ¿Quién me ha robado el tabaco? Aquí había quince cigarros antes de que me fuera a mear.
Nadie contestó.
SAPO: Huelo a tabaco.
Nadie volvió a contestar.
Entonces saltó, se pego a una pared junto a un chico moreno, le abrió la boca y metió la nariz dentro de ella.
SAPO: ¿Has sido tú, Avalancha?
AVALANCHA: No. Quita.
Sapo miró su paquete y lo tiró al suelo, sobre más basura.
Pyros estaba intentando cerrar una maleta que le parecía imposible.
PYROS: Mole, tío, échame una mano con esto.
MOLE: En seguida.
Un hombre de proporciones descomunales apareció. Debía pesar más de cuatrocientos quilos e iba comiéndose un bocadillo enorme.
Mole se sentó sobre la maleta, casi reventándola, y Pyros pudo cerrarla.
Mercurio vio las maletas y el bullicio.
MERCURIO: ¿A dónde se supone que vais?
MOLE: ¡Mercurio! (con alegría)
SAPO: Mercurio, tío. ¿Cómo va?
MERCURIO: ¿Es que no os habéis dado cuenta de que están atacando la ciudad?
PYROS: ¿Por qué crees que estamos haciendo las maletas? Nos largamos.
MOLE: ¿Están atacando una ciudad?
MERCURIO: No podéis iros así. Le debéis lealtad a mi padre.
DIENTES DE SABLE: (entrando a la habitación) Hace tiempo que tu padre no se pasa por aquí, ha olvidado quiénes le ayudaron a llegar a donde está.
MOLE: ¿Y qué ciudad es esa?
TODOS: (desesperados) ¡Genosha!
A Mole casi se le cayó el bocadillo del sobresalto. Corrió a su armario y empezó a sacar ropa.
MOLE: Qué me llevo, qué me llevo…
Mercurio se acercó al armario y lo cerró de golpe.
MERCURIO: No te vas a llevar nada porque nadie se va a ir.
MENTE MAESTRA: Eso porque tú lo digas.
Mente Maestra ya había agarrado sus maletas y se iba por la puerta. Mercurio activó su súper poder y en una milésima de segundo ya estaba junto a la puerta para cerrarla.
MERCURIO: Wanda está en la ciudad, luchando sola porque no estamos a su lado.
PYROS: ¿Wanda?
MOLE: Pobrecilla.
MERCURIO: Tenemos que ayudarla, a ella y a los X-Men.
PYROS: ¿Los X-Men? Ah, no, eso sí que no. No pienso volver a luchar a su lado.
DIENTES DE SABLE: No sé que hacen aquí. Genosha es nuestro territorio.
MERCURIO: Pues ellos, siendo extranjeros, están luchando por lo vuestro, mientras que vosotros sólo pensáis en huir.
Todos se callaron, pensativos y con remordimientos.
MERCURIO: Yo me voy, Wanda puede necesitarme.
Mercurio se dio la vuelta y abrió la puerta.
MOLE: Pietro…
Mercurio se giró y descubrió para su alegría que todos habían soltado las maletas y se estaban preparando para el combate.
MOLE: … ¿me llevas?