Hay gustos para todo, claro está.
Obviamente, si me apetece ver una película técnicamente excelente, moralmente impecable y éticamente imprescindible, introduzco en el reproductor mi copia deluxe de la obra maestra Drácula, la Leyenda Jamás Contada.
Pero sabiendo que el resto será peor e incluso nada recomendable, soy magnánimo en mis apreciaciones.
