Aquí se han dado las típicas refriegas entre rancios fachas y piojosos perroflautas, y tras el calentón con puyas a diestro y siniestro todo el mundo ha acabado volviendo a una cordial convivnecia entre gente con cositas en común, gracias también a la oportuna sugerencia del moderador de turno. Es normal que entre colegas haya sus más y sus menos y sus piques, vamos a decir sanos, ya sea de política, fútbol o su puñetera abuela, pero todos somos adultos con un C.I. de tres cifras y en general sabemos comportarnos.
SIn duda alguno hay que se pasa de piel fina, y también algún otro con bastante mala hostia, pero es la vida y la sociedad que nos ha tocado vivir, señores.
Comparar esto con el lodazal que son las redes, en especial Twitter, es insultante.