Es que es el tema. A la serie se va con un hipe desmedido, y luego te encuentras que es una comedia de situación muy blanca, y te cuesta entender a qué tanto revuelo. Pero entonces sigues, y sigues, y es la desbordante humanidad de los personajes lo que te atrapa, ahondando en lecciones vitales y de filosofía de vida desde un punto de vista cálido y positivo.
Como serie no es ese portento que parece cuando te hablan de ella, pero pocos programas te van a hacer sentir mejor en media hora. A mí me encantó, pensando exactamente igual al principio, que creo que es la reacción más normal.
Pero merece bastante la pena.