Hablando con un compañero del trabajo sobre la serie
Cien años de soledad, me dijo que no tenía mala pinta, pero que ese tono raruno le echaba para atrás. Es de los que les molan las series pero las que tienen ese toque no demostrable, que huele a una magia extraña y a superstición,le producen rechazo.
No pude hacerle entender lo de
José Arcadio Buendía amarrado al árbol, que no debe verse como algo raruno, sino como símbolo del fundador devorado por su propio sueño.
Tampoco comprendió la hondura de
Úrsula, arrodillada junto a él, murmurando con una tristeza que parece eterna lo de “Mira en lo que hemos quedado José Arcadio Buendía. Nosotros dos solos, como al principio.”
Era como predicar en el desierto. Lo del hilo de sangre que recorre el pueblo desde el hijo hasta la madre, ya lo dejé para otro día.
Al final del vídeo retazos de lo que cuento.
https://youtu.be/47eCCK8gX9k?si=QlKk6uq2F1V0ci_d