Si hablamos de dibujo en sí, la versión de Buscema es mejor porque estaba en su cénit y contaba con las tintas de Alcalá en su mejor momento. Sin embargo, yo me quedo con la versión de Smith porque es mucho más poética y tiene hallazgos narrativos mucho más sofisticados que los de Buscema. Entre las aportaciones de Smith se encuentra la idea de que Yara andaba sin posar los pies en el suelo, por ejemplo, y narrativamente también presenta soluciones mucho más atrevidas y frescas que las de Buscema... ¡y eso que aún era un novatillo!