He leido
Echo 2
La cosa empieza a coger velocidad, pero sin perder ese rollito humano que tan bien sabe plasmar Terry Moore.
Julie sigue con el traje pegado al cuerpo y el gobierno cada vez más cerca, pero lo guapo es que no se va solo por el lado de la acción, sino que te mete en el barro emocional de cada uno. Vamos, que no es solo tiros y ciencia loca, también hay corazón.
Ivy, la agente que la persigue, ya no es solo una figura fría del sistema. Descubrimos que tiene una hija enferma, y eso le da un lado humano que la hace mucho más interesante. Empieza a moverse en esa zona gris entre el deber y lo personal, y eso la vuelve una presencia muy rica en la historia.
Pam, la hermana de Julie, también se lleva su espacio. Tiene problemas mentales serios, está marcada por la pérdida de sus hijas, y su presencia añade un aire de fragilidad y tensión constante. No sabes si va a ayudar o a explotar, y eso la hace un personaje incómodo pero muy real.
Moore sabe cómo construir personajes que no son ni héroes ni villanos, sino gente jodida tratando de hacer lo correcto… o al menos de sobrevivir.
Total, que este segundo tomo no es solo puente, es gasolina pura. Si el primero me picó la curiosidad, este te agarra de la pechera y te mete de lleno en una espiral cruzada de violencia y sentimientos donde todo importa: cada gesto, cada conversación, cada mirada cruzada. No hay relleno, todo va construyendo tensión, y cuando te quieres dar cuenta estás tan metido que te jode que se acabe el tomo.
Mañana más dosis.