El problema no es la crítica social, política, sexual o de lo que sea. Hay buenísimas obras que lo hacen.Ni tampoco ser sutil para crear reflexión en el lector o soltarlo directo, que impacte. El problema es hacerlo de forma aburrida, por buen escritor que seas, si eres aburrido, aburres hasta al intelectual activista más comprometido socialmente.