Pues oye, muy maja la película.
Merece la pena por ser entretenida (aunque no es un carrusel de acción y tiros como puede parecer de primeras), por situar en el centro de la historia un tema importante como la salud mental con todas las complejidades anímicas que conlleva y por tener un clímax atípico pero bastante chulo que va en esa dirección.
Florence Pugh como Yelena es el corazón de esta película, el cemento que une a todos los personajes y toda la historia.
David Harbour como Guardián Rojo es el alivio cómico y el roba escenas carismático.
Lewis Pullman como Vigía es, sin lugar a dudas, la gran sorpresa. Ya en los cómics es un personaje muy particular que da pie a ideas jugosas así que habrá que ver cómo le siguen usando en el futuro.
Las jugosas incógnitas que deja la postcréditos:
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