Iron Man: tomo 4 (pendiente) (1970-1972) Esta reseña corresponde a lo que posiblemente sería el futuro cuarto Omnigold de Iron Man, teniendo en cuenta que podría incluir por entero los Marvel Masterworks 7 y 8.
Los números USA incluidos son: Iron Man 26-53 y Daredevil 73.
Seguimos con la etapa guionizada por Archie Goodwin, que dio algunos buenos resultados en el anterior recopilatorio de números que correspondería al tercer tomo.
Don Heck ejerce de dibujante a lápiz durante el primer tramo de esta etapa que incluye la presente reseña.
Empezamos con un buen puñado de números autoconclusivos que apenas suponen un avance en la evolución de la colección.
El único relato que me parece destacable es el nuevo enfrentamiento con el Controlador. Buena intriga y argumento bien desarrollado.
El número de la Dimensión Oscura y la Espada Solar adolece de tono infantil.
Mientras que los conflictos sociales de barrio y corruptelas políticas prevalecen en el número de presentación de Tizón, un curioso villano antisistema. Aceptable sin más.
La marcha de Archie Goodwin trae consigo cierto grado de inestabilidad en la parte escrita.
Michael Gold se hace cargo de una ñoña historia sobre un pueblo gobernado dictatorialmente por una máquina.
Y todo seguido entra Allyn Brodsky para encargarse de varios números, sin demasiada suerte.
Una historia en Japón muy tópica y manida, con cierto homenaje a los kaiju, para luego regresar a temática social y acción urbana en dos historias que parecen más propias del Pulp. Especialmente la segunda, que se inicia formando tres líneas argumentales diferentes que acaban confluyendo.
En la otra, un agitador de masas se rebela contra el progreso. Acaba mezclando máquinas con contaminación y se queda tan ancho. Como si el progreso fuera el causante de la degradación ambiental. La cosa se va de las manos hasta el previsible final. Impagable Iron Man haciendo de Sherlock Holmes.
Números, en general, flojetes y de nula relevancia. Algunos quizás en otro contexto tuvieran su lugar, pero creo que en un tebeo de genero superheroico no terminan de funcionar.
El único elemento que se queda es un joven impulsivo, Kevin O’Brien, que pasa a trabajar con Tony Stark.
Gerry Conway coge el timón.Es entonces cuando empieza la primera larga saga de estos números recopilados aquí.
Sin duda es una historia más propia de las andanzas de Iron Man, pero eso no significa necesariamente que vaya a ser mejor.
Inicialmente es el Maestro Espía, en su primera aparición, y sus secuaces, los antagonistas que pretenden apoderarse de Industrias Stark. Pero pronto entra Gerry Conway como guionista estable y aparecen piezas hasta de debajo de las piedras.
Resulta que el Maestro Espía y su Élite del Espionaje trabajan codo a codo con la organización criminal del Zodíaco. Para acabar mezclando la trama con la de la llave de Escorpio, retomando el hilo empezado en la serie de Nick Furia.
Entra Daredevil, con crossover con su colección incluido, Madame Máscara y el propio Nick Furia. Mientras que Jasper Sitwell se lleva la peor parte al ser herido de gravedad y quedar al borde de la muerte.
Demasiada concentración de cosas, personajes y giros, cuyo resultado deja bastante que desear.
Para rematarlo, nos enteramos de que el Zodíaco y la Élite del Espionaje no eran más que peones de una fuerza superior. Así que todo lo vivido hasta ahora no cuenta para nada. Conway se inventa una historia sobre una arcaica hermandad que tuvo posesión de la llave durante eones. El supuesto y caprichoso portavoz de la hermandad obliga a una pelea de patio de colegio entre buenos y malos, bajo amenazas y pretextos bastante chorras.
Sigue otra historia cuyo argumento podría valer para una de las historias cortas de los 50. Una raza de alienígenas pretende desalojar la tierra para entregarla a otra raza necesitada de hogar, puesto que los humanos no son merecedores de ella. Poquita cosa.
Entonces ocurren dos hechos con cierta relevancia. Stark sufre un ataque al corazón dentro de su armadura, y se ve obligado a confesar a O’Brien que él y el vengador dorado son la misma persona.
Mientras que George Tuska vuelve como dibujante fijo para largo tiempo. Cuando lo entinta Jim Mooney sus defectos quedan bastante disimulados, pero no es así en el caso de otros entintadores. Sin embargo, el trabajo a nivel narrativo de Tuska creo que es más que correcto. Sabe imprimir dinamismo cuando se esfuerza, y en general así ocurre.
En un nuevo papel de Iron Man como ángel de la guarda, esta vez de un hombre, Frankie Majors, tenemos uno de esos momentos risibles que no se pueden pasar por alto. Pero de los antológicos.
Intentando proteger a Majors, Stark recibe un balazo en el hombro, lo que le obliga a llevar un cabestrillo. Un poco más adelante vuelve a vestir la armadura de Iron Man al completo, ¡y se coloca el cabestrillo en el brazo! Para más inri, aparece delante del propio Majors, a serio riesgo de que interprete que Stark y el superhéroe acorazado son la misma persona.
Casi peor es el siguiente arco sobre un tipo llamado el Dragón Blanco y su pueblo, que no se sabe muy bien de donde salen ni qué pretenden. Contando con un Herb Trimpe muy desganado en uno de los números.
La saga del Guardián… y los Friedrich que se lo guisan.Y así, llegamos a la primera gran saga de esta etapa recogida en este hipotético volumen. Aunque quizás podríamos hablar de dos sagas interconectadas.
La trama inicial trae consigo a un misterioso personaje a quien no le vemos la cara, llamado Señor Kline, que se vale de diferentes peones con el objetivo de destruir a Tony Stark. A su vez, Kline parece obedecer a una fuerza superior, que se nos presenta en poco más que bocadillos de texto.
El Acuchillador, Demitrius, Mikas o un androide con la apariencia del Fantasma Nocturno, son los nombres que van apareciendo a lo largo de esta saga que intentan llevar a cabo los planes de Kline respecto a Stark.
Además de la intriga por el misterioso villano en la sombra, el interés también reside en un Stark más atormentado que nunca, vive su drama particular y cierto sentido de culpabilidad por el coma que sufre Jasper Sitwell. Un Sitwell que, durante el transcurso de la línea argumental, logra salir del coma y recuperarse milagrosamente.
Por otro lado, Tony luce una nueva pareja sentimental, Marianne Rodgers, que había aparecido de la nada unos pocos números atrás. Una Marianne que tampoco se librará de contrariedades al descubrir que es poseedora de poderes mentales.
De esta forma tenemos que el plantel de secundarios ha sufrido una revolución en último tramo de la serie. Ahora son Kevin O’Brien y Marianne los titulares en la alineación.
La saga avanza hasta acabar derivando en otra línea argumental aún más interesante, la llamada saga del Guardián.
La primera sorpresa está en la parte escrita. Gerry Conway sale a media saga y toman su sitio primero Robert Kanigher y posteriormente Gary Friedrich, sin que el trabajo argumental se resienta.
Kevin es el alma de este arco. Un joven mentalmente inestable e influenciable, algo que se presumía ya desde su primera aparición, pero que aquí se va acentuando página a página. Su perturbada mente lo arrastra a cotas de ambición enfermizas, hasta el punto de creerse que Marianne es suya y que Tony se la ha robado. Así que se enfunda en la armadura que habían estado preparando y así nace el Guardián.
Mientras tanto, Marianne suma dos y dos y confiesa a Tony el descubrimiento de su secreto como Iron Man.
El argumento contiene notable componente social y político. Están los, paradójicamente, violentos estudiantes pacifistas cuyo blanco es Industrias Stark; y en frente Simon Gilbert, un despiadado miembro de la junta que organiza un motín para usurpar la presidencia al propio Stark.
El coctel de ingredientes es realmente explosivo y, como se veía venir, termina en tragedia. Kevin, ya totalmente fuera de sí, acaba falleciendo en la batalla, en un lance que no tiene más remedio que provocar Iron Man.
Es la crónica del descenso a los infiernos de un hombre mentalmente enfermo.
Muy buena saga, que da paso a un número especial realizado por Roy Thomas y Barry Smith. Un remake del origen del personaje con mucho sentido, puesto que existe en la memoria de Stark como otro de esos momentos en qué alguien tuvo que morir por la existencia de Iron Man.
El otro Friedrich, Mike, se hace cargo a partir de este momento de los guiones. No hay cambios en la parte gráfica, que sigue a cargo de George Tuska, pero por desgracia su trabajo va desmejorando cosa mala. Seguramente también ayudado negativamente por Vince Colletta, que ejerce de entintador.
La cosa ya empieza bastante floja con los números en que el vengador dorado se enfrenta a Tizón y al Adaptoide. Ya en el primero, por cierto, Friedrich aprovecha para sacarse de encima a Simon Gilbert, que muere estúpidamente al meterse en medio de la batalla.
Peor todavía es el número de la Princesa Pitón, que ha caido tan bajo que se dedica a pedir rescate por Stark, tras secuestrarlo.
El mismo varapalo que se merece la historia de los dos primos de un mundo microscópico, que pretenden obtener energía del mundo exterior por medio de un feo ciborg.
Mientras tanto, la relación entre Tony y Marianne pasa a modo de culebrón venezolano de golpe y porrazo y, para sorpresa de propios y extraños, rompen por motivos de patio de colegio.
Ni que decir tiene que aquí la serie toca fondo.
Ya sólo queda un arco sobre una secta de chiflados comandada por un tal Raga. Al final Raga es un pupilo de un misterioso y místico personaje llamado el Lama Negro. Igualmente, flojo.
Conclusión.La etapa se resume rápido.
Lo correspondiente a la saga del Guardián, que ocupa bastantes números, está bastante bien. Mientras que lo anterior a dicha saga flojea por los cuatro costados, y lo posterior es directamente muy malo.
Reseña en la web de Universo Marvel:https://www.universomarvel.com/resenas-iron-man-tomo-4-pendiente-1970-1972/