Y ahora ha caído
Blankets.
En primer lugar, su debido crédito al
Presi, que me estuvo insistiendo con esta obra durante años como una de sus favoritas. Casi 600 páginas, a precio de 11€, con una sólida edición, han tenido la culpa de que no pudiera dejar pasar más tiempo sin sacarme esta espinita. Una lectura que he disfrutado y devorado en apenas un par de días.
Blankets es la historia autobiográfica del autor Craig Thompson. Una obra que gira alrededor del fundamentalismo religioso cristiano de la América profunda, la confusión y alienación de la adolescencia y el primer amor. Su mayor virtud es que estamos ante una obra de una honestidad y autenticidad aplastantes, desgarradoramente íntima, y que destripa los sentimientos y pensamientos del autor a lo largo de su infancia y adolescencia. A veces, quizás, es incluso demasiado sincera para su propio bien.
Empiezo por el final diciendo que es un cómic que todo el mundo debería leer alguna vez, porque se encuentra entre lo mejor en cómic de autor de los últimos años, y es una obra que tuvo un impacto tremendo en prensa y público. Sus composiciones y estética están realmente trabajadas, su aspecto visual es muy potente y bien realizado, y el guion consigue llegar donde debe en muchas ocasiones. Su capacidad para transmitir y emocionar es muy grande, especialmente en los recuerdos de infancia en el frío Wisconsin, con la nieve (que es un manto más) como principal personaje invitado. Respecto a los temas principales, sí diría que el más importante es el del amor adolescente, seguido por la pérdida de la fe y la infancia. Tres pilares en la vida de un adolescente solitario y bastante deprimido, al que le costó encontrar su lugar en el mundo si es que lo hizo alguna vez.
Sin embargo, y siendo un poco cínico, sí tengo que decir que en lo personal no me ha llegado tanto en varios aspectos. Para empezar, porque la relación romántica me parece idealizada en exceso. Algo que puede verse en el refinado trazo de las relaciones sentimentales respecto a su pareja, haciendo mucho más bellos y estilizados los diseños tanto de él como de su "novia". El otro caso, es que me cansan a estas alturas estas historias de adolescencia a lo Romeo y Julieta, la intensidad, la falsa trascendencia, etc. Todos (creo) hemos vivido amores así, de verano, de un espacio concreto, que arden con mucha fuerza y se consumen en el plazo de unas semanas o meses. Es lo normal en la edad, y en el momento lo vives con muchísima fuerza, pero con el paso de los años, no puedes evitar sacudir la cabeza y decir "adolescentes", cuando te das cuenta de lo dramático, intenso y ñoño que eras con esas edad. En ese sentido, se me hace pesada por momentos la adoración y beatifiación que hace de la chica aún años después. Sinceramente, creo que estas personas con problemas para socializar o encontrar pareja, tienden a poner en un altar inmerecido al primer amor, quizás porque han tenido pocos con los que comparar (o ninguno con el que comparar), y acaban obsesionados con ellas de una forma enfermiza. Desde ese punto de vista, me cuesta mucho identificarme con Craig, porque aunque por situaciones así hemos pasados todos, la forma de codificarlas es muy distinta. Leñe, yo no me acuerdo de la mitad de las novias que tuve a esa edad, y con alguna estuve hasta años
Pero son experiencias, personas que pasan por tu vida, y cuando la relación acabas, pues pasas a otra cosa, a veces con más pena, y otras más fácilmente. Eres joven, todo es un drama, pero hay que seguir y pasar página. En ese sentido, prefiero una idealización como la de La gran belleza respecto al amor de juventud.
Después tenemos otro tema con el que comulgo cero, que es el del cristianismo de la América profunda. Pastores, biblias en la mesilla, meter miedo a los niños con el infierno, campamentos cristianos, la sexualidad es el mal... gente tocadita de la cabeza con la que me cuesta mucho ser siquiera condescendiente. Al final, de tanto que asquea todo el tema, de vez en cuando me cabrea hasta encontrame leyendo sobre ello. Por supuesto, Craig también siente un rechazo creciente a esta forma radical de vivir el pensamiento mágico, pero incluso con la empatía del protagonista, me resulta irritante el entorno y personajes alrededor de la iglesia, como su propia familia. Qué lástima que haya todavía millones de personas que crecen en sectas de pensamiento único. En fin.
Y finalmente tenemos el tema de infancia, que es con diferencia el que más me gusta, centrado especialmente en la relación con su hermano. No obstante, hay alguna escena que me parece dantesca (un par en realidad), y es que, cuando se reprime a la gente con temas religiosos, pues al final provocas que hagan cosas que es de no estar muy bien de la cabeza, la verdad. Pero bueno, el tema del frío, las mantas, jugar a náufragos, compartir cama y cuarto y cosas así, están bien llevadas.
En conclusión, y pese a lo que pueda parecer por esas pequeñas críticas que hago, estamos ante un cómic de gran calidad, con una sensibilidad muy especial, y todo un imprescindible. Dependiendo del carácter de cada uno, imagino que se empatizará más o menos con el protagonista y lo que nos cuenta desde su punto de vista. Pero independientemente de que nos pongamos más o menos en su piel, queda claro que estamos ante una novela autobiográfica de mucha fuerza, y con un nivel de exposición que requiere mucho valor.
Su correspondiente sellito de
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