Pero hablamos de la misma compañía que te sacó Toy Story 3 un porrón de años después de la segunda, es un dato a tener en cuenta.
Si yo no digo que ésta en concreto no sea una historia más completa y con más aristas que otras, incluso dentro de la propia Pixar, pero la sigo viendo destinada al mismo público, diga lo que quiera su creador.
Pero al final los niños deciden.
Y el ritmo de la película (Bob en la oficina... coge un impreso... habla con la anciana... una broma burocrática... lo llama el jefe... va a casa... discute con su mujer... está cansado... no presta atención... la familia se pelea y discute...) simplemente tiene tramos nada pensados para público infantil (infantil, que no juvenil, que nos pensamos que un chaval de 10 años es público infantil y no, consulten a su pedagogo más cercano).
Cada vez que hemos intentado ponérsela a mis primos, sobrinas, y demás, de entre 5 y 8 años, no han querido verla. Se aburren. No cogen las bromas, se cansan con la vida de matrimonio, y se asustan con las peleas.
Prefieren ver otras cosas.
No Vaiana, por ejemplo, porque saben que sale una abuela, y que siempre, siempre, siempre, los abuelos mueren
Y eso, al público infantil, no le hace gracia, porque sí que sabe lo que es, y se hinchan a llorar.
A veces recordamos nuestra "infancia" (pre y adolescencia) en el periodo de los 10-15 o por ahí, se suelen mantener menos recuerdos de la etapa de los 4-8 años. Y creemos que los niños más pequeños son como nosotros en esa edad. Pero por muy espabilados que estén para otras cosas, como nativos digitales, en cuanto a inteligencia emocional y capacidad de asimilación siguen siendo niños.
Solo hay que comparar, de la misma época, Toy Story... una película sobre la amistad y juguetes, en la que no salen adultos nunca de forma visible, y que no trata ningún problema real de los que se ve en Los Increíbles. Una película blanca sin muertes, y con pegadizas canciones.
Los Increíbles... es otro rollo.