Ayer por una serie de circunstancias no me quedó otra que estar en el salón con mi padre mientras veía en Paramount Channel "Las entrañas de la bestia".
Steven Seagal, como de costumbre tenía una hija, a la que como de costumbre secuestraban en el sudeste asiático (o por ahí). El que la secuestró que era un transexual con una enorme banda de de camorristas, gangsters y expertos en artes marciales a su servicio no sabía donde se metía, se ve que no había visto la docena de pelis anterior donde a Seagal le secuestran una hija. En ese momento se formó un comando de rescate que lo componían el chino amigo de Seagal, Seagal, la mofeta que lleva Seagal por pelo, la barriga de Seagal y el rictus facial impertérrito de Seagal. A partir de entonces ocurrió una deplorable sucesión de escenas donde Seagal (con un fondo de armario de trajes asiáticos impresionante) y el chino se iban enfrentando a todo cristo (poli incluída) a guantazos, tiros y varazos con grandes escenas como Seagal echando los pulmones por la boca en 2 o 3 movimientos esquivando espadas para que luego un doble y 3 golpes falsísimos solucionasen el problema, Seagal destruyendo flechas a balazos o Seagal atravesando con su portentosos cuerpo una pared de madera de un tren para caer sobre una vagoneta e irse deslizando tumbado como 50 metros disparando 70 balas con una pistola y cargandose a medio ejército. Todo alcanzando unas cuotas de vergüenza ajena inimaginables. Había un negro bueno con cierta autoridad que le ayudaba, un blanco malo amigo del transexual y muchas cosas fantásticas mas. Le daría un 1 pero es que no pasa del 0.