Sinopsis:
Completamente desesperado por no poder llevar una vida normal y el miedo a perderla en cualquier momento a causa de su corazón dañado, Tony Stark decide dejar de ser Iron Man y centrarse tan solo en sí mismo durante los pocos años que le queden. Motivado por su nueva personalidad egocéntrica, el reconvertido playboy millonario desprecia a sus amigos e ignora un aviso urgente de los Vengadores, quienes tratan de advertirle sobre el Unicornio, un nuevo supervillano que ataca su fábrica en su ausencia, hiriendo de gravedad a Happy y secuestrando a Pepper. Al descubrir lo sucedido, Tony abandona de inmediato su egoísmo y se pone la armadura una vez más, rastreando a su nuevo adversario, enfrentándose a él y rescatando a su secretaria, a la que lleva de regreso a la fábrica. Por desgracia, pronto descubre que han sido seguidos por el Unicornio, quien ha escondido una bomba en el interior del edificio, dando a escoger al Vengador Dorado entre la rendición o la destrucción de todo el complejo y sus empleados. Tras un segundo y breve combate, Iron Man acepta dejar de luchar y acompañar al Unicornio, quien desactiva la bomba, a un avión rumbo al telón de acero… pero una vez dentro, ya cumplida su promesa de subir a bordo, destroza todas las ventanas del vehículo en pleno vuelo, provocando su caída y capturando a todos sus integrantes salvo al supervillano, que escapa con sus propios jets de propulsión. Finalmente, al día siguiente de la batalla, Tony y Pepper visitan a Happy en el hospital, donde la felicidad de su secretaria por la recuperación de éste hace dudar a nuestro protagonista de sus sentimientos, decidiendo apartarlos a un lado en pos de no abandonar nunca su misión como Iron Man.
Edición española:
Biblioteca Marvel: Iron Man vol. 1 #3 (Panini) Marvel Gold: Iron Man vol. 1 #1 (Panini)Datos importantes:
-Historia principal de 18 páginas, en vez de las 13 que ocupaban desde Tales of Suspense #50.
-Primera vez que Tony Stark renuncia a ser Iron Man.
-Primera aparición del Unicornio.
-Reaparición (en flashback) de Anton Varko tras su fallecimiento en Tales of Suspense #52.
-Primera y única aparición de Pamela, una de las muchas citas habituales de Tony Stark antes de convertirse en superhéroe.
Reseña:
En contraposición a la animada conclusión del último número de la colección (
reseñado por Hiperion), el presente relato arranca mediante un despliegue de inusitado dramatismo, con nuestro héroe destrozando su laboratorio y gritando de pura frustración a causa de la maldición que conlleva su doble vida como Iron Man, con fecha de caducidad marcada por su corazón dañado. Desesperado, Tony Stark sufre una repentina catarsis y decide que ya que le queda tan poco tiempo en el mundo debe aprovecharlo para sí mismo, renunciando a su alter ego como superhéroe y dando una triunfal bienvenida a la vida loca que le corresponde como playboy millonario.
Como para nuestro protagonista no parece existir el término medio, da comienzo a su nueva personalidad egocéntrica despreciando a su amigo Happy por ofrecerse como chófer y avisando a los Vengadores, quienes le reclaman para una misión de gran importancia, de que se ha tomado unas merecidas vacaciones (decisión que traerá consecuencias en Avengers #7, reseñado próximamente por oskarosa), acudiendo en su lugar a una cita romántica con una tal Pamela. Por desgracia para nuestro protagonista, el destino le depara un severo castigo por ignorar el aviso de sus compañeros, pues la amenaza en cuestión, el Unicornio, se dirige hacia su fábrica, normalmente bajo la protección de Iron Man, para enfrentarse a este.
Cualquiera que empezase a leer este tebeo sin conocer a los personajes podría pensar de primeras, y no sin razón, que Iron Man es el villano. Mientras Tony disfruta de su cita con Pamela, delatando en un descuido sus verdaderos sentimientos hacia Pepper, nuestro antagonista demuestra ya de inicio una capacidad de percepción absolutamente sobrenatural al cerciorarse de la ausencia del Vengador Dorado con tan solo un mero vistazo a través de una ventana de la fábrica, procediendo a iniciar su ataque con la proclamación del “irresistible poder de su cuerno de unicornio” (palabras textuales). Ante la ausencia de su héroe protector, los trabajadores se ven obligados a huir por su vida… a excepción de Happy Hogan, quien decide plantar cara al supervillano, haciendo gala de un enorme valor que no se ve acompañado desgraciadamente de poder para respaldarlo. Pese a los intentos del chófer de Tony por igualar a su oponente, este le derrota sin problemas en el cuerpo a cuerpo y procede a rematarlo con un disparo de su cuerno, dejándole inconsciente y muy malherido.
Tal victoria es plato menor para un villano de la entidad del Unicornio, que persiste en su empecinamiento de derrotar a Iron Man en combate personal, por lo que toma a la pobre Pepper como rehén, confiando en que ello obligue a Tony Stark a enviar a su guardaespaldas en su busca… lo cual efectivamente ocurre en cuanto este es informado de lo sucedido. Al enterarse de que Happy se encuentra en estado grave y Pepper ha sido secuestrada, nuestro protagonista abandona su cita sin perder un segundo y acude al hospital, donde nada puede hacer por su amigo. Redescubriendo de nuevo sus sentimientos hacia su secretaria, emprende el duro camino de vuelta hacia las responsabilidades que creía poder abandonar, hacia la armadura de Iron Man.
El sistema sanitario de Estados Unidos ya era perfecto en 1964, y ni Stan Lee ni este médico tolerarán que se diga lo contrario. Para que su rehén no tenga queja, el Unicornio la lleva consigo nada menos que a una finca privada en la costa de Long Island, donde aprovecha para revelarle su intención de derrotar a Iron Man y, ya de paso, su origen, vinculado al ex-villano Anton Vanko (Dinamo Carmesí, cuya última aparición tuvo lugar en Tales of Suspense #52,
reseñado por Exiles), quien diseñó en persona su traje de combate y sus “numerosas armas” (es de suponer que se refiere al cuerno). Se presentan durante este flashback sus diversas habilidades de combate, entre las que se incluyen levantar magnéticamente cualquier objeto, destruir todo tipo de estructuras, desviar los proyectiles enemigos y generar un escudo de energía personal capaz de protegerle incluso de la explosión de nada menos que mil toneladas de dinamita. Ante semejante derroche de poder en bruto, el Unicornio no puede contener una carcajada al pensar en su inminente triunfo sobre Iron Man.
El héroe de esta historia, mientras tanto, no puede permitirse siquiera el lujo de una sonrisa. Aceptando la culpa de su egoísmo, Tony se enfunda la armadura una vez más y decide emprender la búsqueda de su enemigo, para lo que emplea un rastreador de luz negra experimental que casualmente estaba desarrollando. Gracias a tan peculiar ingenio no tarda en encontrar la magnífica finca privada en la que se oculta el Unicornio, irrumpiendo en la misma a través de un muro y encarando a su oponente, que se interpone entre Pepper y él. Con todas las piezas sobre el tablero, el esperado duelo entre héroe y villano da comienzo con un poderoso láser frontal del Unicornio, que Iron Man, indemne, corresponde con una doble patada en pleno rostro. El combate se intensifica al disparar el pérfido antagonista un nuevo rayo de fuerza, que en esta ocasión el Vengador le devuelve mediante su propio rayo inversor, incapacitándole durante el tiempo suficiente para sacar a Pepper del campo de batalla.
La última viñeta, de cierta belleza, plantea el clásico conflicto interno de casi todo superhéroe marvelita que se precie de serlo y cierra con una promesa que algún día se cumplirá. Tras llevar a Pepper a Industrias Stark, donde presupone que estará a salvo, Iron Man se dispone a regresar con el Unicornio para acabar con él de una vez por todas… pero lo que ignora es que su temible adversario también cuenta con sus propios jets para volar y le ha seguido hasta la fábrica, escondiendo en su interior una bomba capaz de destruirla por completo. Con semejante as en la manga, nuestro antagonista decide de repente abortar su plan de derrotar al Vengador en combate personal y opta por chantajearle, advirtiéndole de que si no se rinde en menos de 15 minutos y le acompaña como prisionero tras el telón de acero la fábrica entera volará en pedazos. Desesperado, el héroe se abalanza sobre él para sacarle la ubicación de la bomba a golpes, pero el poderoso cuerno de su rival le rechaza. Con el tiempo en su contra, Iron Man intercala el combate con la búsqueda del mortal explosivo, aunque resulta ser en vano. Con las vidas de sus trabajadores, amigos y Pepper en juego, Tony no tiene más remedio que rendirse a falta de 5 minutos para la detonación.
Tras obligar a su contrincante a jurar que subirá con él a un avión rumbo a su patria, el Unicornio cumple con su palabra y desactiva la bomba, llevándose consigo al héroe como prisionero. Todo parece perdido, para desesperación de Pepper, pero ni ella ni el Unicornio cuentan con la astucia de Iron Man, que efectivamente ha prometido embarcar en un avión en dirección al telón de acero con el villano… mas, una vez cumplido dicho acto, nada le impide abandonar el vehículo y destrozarlo, obligando a todos los agentes rojos a saltar en paracaídas para salvarse, con la única excepción del Unicornio, que aprovecha sus jets propulsores para escapar.
El brillo en los ojos de Iron Man anticipa por fin la paliza que el Unicornio lleva pidiendo a gritos desde su primera línea de diálogo. Como para no huir. Al día siguiente, con el Unicornio desaparecido y su fábrica y seres queridos a salvo, nuestro protagonista decide acompañar a Pepper en su visita a Happy, que permanece hospitalizado pero fuera de peligro. Al mostrar la secretaria alivio por su mejoría, Tony, desconocedor del término medio de la amistad, interpreta que o bien intenta darle celos o bien está enamorada en realidad de Happy. Finalmente, asumiendo como cierta la segunda opción, decide que es lo mejor para todos, puesto que nunca más volverá a renunciar a su papel de superhéroe; no al menos mientras terribles amenazas como el Unicornio sigan en libertad. Y así, Iron Man seguirá con nosotros en el próximo número de la colección.
Valoración:
Nos encontramos ante un número que no aporta grandes novedades en el desarrollo de la colección, más allá de ampliar nuevamente el número de páginas de la historia principal de 13 a 18, algo que no sucedía desde Tales of Suspense #50 (
reseñado por Hiperion). La cabecera permanece en su nivel habitual, algo por encima de sus peores entregas, pero aún muy lejos de las grandes estrellas de la editorial, como The Amazing Spider-Man #15 (
reseñado por Mc Carnigan) o Fantastic Four #29 (
reseñado por adamvell). A pesar de contar también con los guiones de Stan Lee, resulta innegable por mera comparación que o reservaba sus mejores ideas para otras series o sencillamente no se sentía inspirado al escribir a Iron Man, uno de los superhéroes más deslucidos en esta Marvel primigenia. Para colmo, frente a la competencia de artistas de la talla de Jack Kirby o Steve Ditko, el dibujo de Don Heck, que además se entintaba a sí mismo, termina de deslucir con su resultado final poco más que cumplidor una colección que sencillamente nunca pudo mirar como igual a las primeras espadas de la editorial.
Aun así, en la opinión de quien suscribe, estamos ante un número decente y entretenido, en el que se plantea uno de los conflictos primordiales en la vida de cualquier superhéroe: el abandono de su alter ego y sus consecuentes responsabilidades en pos de la felicidad propia. Tony Stark, como muchas otras creaciones de Stan Lee (teniendo en cuenta las limitaciones propias del género y la época), es un personaje creíble, genuinamente humano, y como tal, puede dudar, equivocarse y ser egoísta. Su conflicto interno, sus debilidades y miedos, aunque presentados de un modo algo tosco, dan sustancia a la trama desde la primera página, logran que empaticemos con el hombre que lo tiene todo a la vez que nada y enganchan hasta una conclusión que no por tópica deja de ser perfectamente válida hoy como en su día.
Temblad, Doctor Muerte, Superskrull, Duende Verde, Octopus, Loki, Mordo y Magneto. La competencia entra pisando fuerte. Por otra parte, de atenernos al dicho de que un héroe se mide por sus villanos, este número supone otro clavo más en el ataúd de Iron Man. En una colección por la que han desfilado enemigos de la talla de Wong-Chu, Gargantus, el Bárbaro Rojo, Kala, el rey Hatap, Mr. Muñeco o el Espantapájaros (no el de Batman), y cuyos grandes antagonistas son el Mandarín, el Fundidor, Jack Frost y la Dinamo Carmesí; lo último que hace falta es que se sume a la galería un patán de diseño ridículo y con nada menos que el nombre de Unicornio, cuyo poder es lanzar rayos por el cuerno. No se trata solo que resulte lamentable desde su primera viñeta, que no imponga el más mínimo respeto y que no haya un solo rasgo en su personalidad que lo caracterice; es que ni siquiera quedan claras sus intenciones a lo largo del número, pasando de querer derrotar a Iron Man en duelo personal a chantajearle con una bomba en su fábrica para que se rinda sin pelear.
Es muy triste que la primera gran crisis personal del Vengador Dorado y su regreso al papel de superhéroe vayan de la mano de tan penoso adversario, afeando el conjunto y restando parte del interés conseguido por la propuesta. En cualquier caso, Unicornios al margen, el guión dista mucho de destacar más allá de su premisa, algunos momentos inspirados (como una resolución marcada por el ingenio en lugar de la fuerza, recurso del que Stan Lee se valía con acierto en bastantes ocasiones) y los dos secundarios de rigor, Pepper Potts y Happy Hogan, que, sin alardes, siguen funcionando en sus vertientes más básicas y como dos de los lados del triángulo amoroso característico de la colección. Por contra, el ritmo es irregular, el desarrollo resulta algo caótico y en compendio toda brillantez creativa lo es precisamente por su ausencia.
Resumiendo, Tales of Suspense #56 no es un tebeo horrible, calificativo que ha acabado aceptándose casi como el status quo de la etapa de Stan Lee y Don Heck al frente de Iron Man. Es cierto que no destaca en nada, que carece de fuerza y narrativa, que el dibujo y entintado de Heck son mejorables (de nuevo en analogía a artistas contemporáneos de la editorial), que no está ni por asomo a la altura de su propia competencia y que, en definitiva, no puede ni debe recomendarse a la ligera. Todo eso ya ha sido dicho, y ni mucho menos solo en esta reseña. También que, en el lado positivo de la balanza, ofrece un entretenimiento moderado acompañado de varias buenas ideas, un punto de partida muy válido y un protagonista que sigue resultado relativamente característico y creíble. En manos de cada uno, o de su criterio, queda escoger si esas virtudes son suficientes para darle una oportunidad.