Aparezco brevemente en medio de esta discusión tan constructiva e interesante para dar mi humilde opinión sobre el tema empezando por decir simplemente que a mí siempre me había gustado precisamente el origen que Moore crea para el Joker por la simplificación que se puede hacer de ello, y que se resume en el hecho de que "un mal día te puede volver loco". Y cualquiera puede tener un mal día.
No sé, ahora mismo estoy intentando hacer un esfuerzo para recordar exactamente cómo eran los hechos que se narran en TDK, pero sí creo que, resumiendo todo, al final un acontecimiento lo suficientemente impactante sí puede crear un trauma suficiente como para volver loco a una persona que, ya de por sí, era inestable mental y emocionalmente.
Yo mismo me considero una persona bastante equilibrada y racional (desde luego más que muchos de los que pululan por aquí
), pero alguna vez me he planteado que determinados acontecimientos o hechos desde luego que podrían llegar a afectarme bastante. No sabría hasta que punto, pero desde luego que me marcarían claramente.
Y en el caso del Joker de TDK, lo interpreto más como "la gota que colma el vaso", que hace estallar y explotar totalmente a ciertos traumas y problemas que ya arrastraba en mayor o menor medida de antes, o mejor dicho, a su verdadera naturaleza, aunque el personaje humano entrara más o menos dentro de lo normal. Porque muchas veces estas cosas no son visibles hasta que la cosa no revienta de repente.
A mí, como digo, me gusta quedarme precisamente con que el origen del mayor villano de la historia del cómic se reduza a algo tan nimio y simple como "un mal día te puede volver loco". Me parece algo tremendamente chocante cuando seguramente la gente espera todo lo contrario, una génesis grandiosa, espectacular e impactante, y precisamente con eso lo único que se hace es acercar al Joker al común de los mortales y al propio Batman, algo que enlaza de hecho con esas viñetas finales. Por eso este origen del Joker me parece brillante, y los hechos que se narran no son más que el desencadenante de algo mucho mayor y que seguramente estaba escondido y subyacendo en su psique, y que no tiene por qué ser visible o notoria hasta ese mismo momento. O simplemente pensar que cualquier de nosotros, en un mal día, podemos terminar así. No sé si será más o menos factible o creíble, pero a mí me parece brillante para quien es, como digo, el mayor villano de la historia de los superhéroes.
Y no sólo se trata de "humanizar" la figura del Joker o asemejarla a la del propio Batman, sino de que al final todo se reduce a una cuestión de perspectivas: de que a unos el Joker puede parecerles un loco demente cuando Batman, por esa regla de tres, también lo podría ser. De que el Joker al final tiene un origen diferente casi para cada día de la semana, y ni él mismo sepa probablemente de dónde viene. De que dentro de su propio caos y anarquía pueda existir algún tipo de orden indescifrable para todos excepto para él. Y al final, es eso que se ha comentado ya alguna vez en relación al Joker de que "no se sabe si está realmente loco, o es el único cuerdo de todos". Que no deja de ser, por cierto, aquello que el gato le viene a enseñar a Alicia en su encuentro en el País de las Maravillas.
Por eso, intentar encontrar algo de lógica, racionalidad o coherencia en la figura del Joker es un ejercicio en vano, y ya no sólo en el propio personaje o en su forma de actuar o pensar, sino en su propia vida y pasado. Porque precisamente esa es la esencia y razón de ser del personaje. En que puedes elucubrar sobre él, y cualquier opción es posible. Vuelvo una vez más al ejemplo del gato de Alicia: según él, muchos piensan que está loco porque, tomando como estándar de cordura a los perros, cuando éstos se enfadan gruñen mientras que mueven la cola cuando están contentos, y los gatos hacen justamente al revés. Como digo, cuestión de perspectivas.
Lo que no creo es que un perro pueda transformarse en un gato, y menos de la noche a la mañana. Pero sí creo que un gato puede comportarse como un perro hasta que el desencadenante correcto le lleva a sus instintos naturales (se han visto muchos ejemplos de animales criados por otras especies que acaban adoptando su comportamiento como propio). Y al final creo que eso sucede con el Joker, que era una persona ya predispuesta a estallar en cualquier momento, inmerso en una sociedad en la que en el fondo no encaja o viviendo una vida que realmente es una farsa y una tapadera, que no es la suya. Todo eso hasta que es precisamente la mayor de las tonterías o nimiedades la que resulta chispa suficiente como para que la verdadera naturaleza e instintos del personaje salgan a la luz, por muy ocultos que estuviesen.
Para ello hace falta una predisposición, claro. ¿Pero quién no nos dice que podemos ser cualquier de nosotros los que realmente estemos viviendo una vida
contra natura, y que nuestros verdaderos instintos, los más oscursos y terroríficos, puedan salir a flote en cualquier momento? Sólo hace falta el resorte adecuado y en el momento idóneo. Porque uno nunca es capaz de conocerse a sí mismo y saber hasta dónde es capaz de llegar hasta que es puesto a prueba y llevado hasta el límite.
Como decía, no se puede pretender encontrar una explicación lógica o coherente a la génesis del Joker, cuando ni el propio personaje, ni su psique, ni su forma de actuar y su universo entero la tienen. Sería como intentar explicar por qué los perros gruñen para amenazar y los gatos para mostrar disfrute, o por qué los primeros menean la cola cuando están felices y los segundos cuando se muestran agresivos. Pues no hay explicación posible. Al final es pura biología. Genética. Naturaleza. En el caso del Joker es exactamente lo mismo: esa es su naturaleza, lo que subyace en el fondo de su ser, y por ello estaba predestinado a ser lo que acaba siendo. El camino hasta ese punto o los hechos que le llevan a esa situación son lo de menos, y podían haber sido tanto unos como otros, por muy incoherentes que puedan parecer. Porque no dejan de ser una mera excusa y al final hubiera acabado en el mismo lugar, de una u otra forma.
Pero no es que de la noche a la mañana se convierta en un loco sádico y psicópata por mor de unos hechos u otros más o menos coherentes. Es que esos hechos son simplemente el desencadenante que hacen explotar algo mucho más profundo. No son la causa, sino la consecuencia. Al final se puede resumir en que hay personas que son bombas andantes, con una mecha invisible para todo el mundo, incluso para ellos mismos. Pero al final la mecha acabará prendiendo bajo las circunstancias adecuadas, y a partir de ahí será simplemente cuestión de tiempo que la bomba explote. Y para ello no hacen falta grandes fuegos de artificio, sino que puede bastar con una fugaz chispa de nada. Una mera excusa. Y nadie sabemos si llevamos esa mecha colgando hasta que no explota.
Esa me parece la grandeza del origen del Joker: que basta un mal día y el acontecimiento más insignificante para transformarnos totalmente en el demente villano más despiadado y temible del mundo. Tan simple y paradójico como eso.