Curiosamente, cuando escucho a los palmeros de misa y olla (como rescaté en un artículo sobre filología), nunca escucho temas verdaderamente serios. Jamás. Siempre se quedan en lo accesorio, en el ruido, en la polémica. Estupideces propia de una clase burguesa acomodada, pijos de vida cómoda que tienen demasiado tiempo libre (generalizo, claro, pero es un prototipo que se ha ido cumpliendo la mayor parte de las veces en mis círculos). Esas estupideces se centran en cualquier cosa, en cualquiera, excepto en lo realmente importante:
-Que una mujer pueda cobrar menos por su puesto de trabajo (empresas que deberían ser señaladas públicamente)
-Que se impida el acceso a mujeres (u hombres) a determinados deportes, eventos, lobbys.
-Que se haga apología de alguna forma de que la mujer es inferior al hombre o viceversa.
-Que se viole, abuse o agreda sexualmente en ninguna forma o manera en cualquier ámbito.
-Que se falte al respeto en la calle a nadie.
-Que se maltrate físicamente o incluso se asesine a una pareja
-Que no se perpetúen estereotipos
Dentro de esto, y con las consignas de educación, reeducación y refuerzo, una cultura será sana y su gente libre.
No obstante, en todo en lo que entremos en sobrecorrección política, discriminación positiva, brindis al sol, promesas políticas y estupidez sin vuelta de hoja ni sentido común, solo daremos la impresión de que nuestra sociedad tiene tiempo para perder, y dinero del contribuyente, haciendo el idiota.
Me avergüenza como ser humano el egoísmo de muchas reivindicaciones, que siempre sea parcial y sesgado. Me avergüenzan los hombres y mujeres que lo llevan a cabo, y sus encendidas críticas sentados en el sofá (aquí la gracia está en que seguramente yo haya ido a más concentraciones y eventos por la igualdad que muchos de ellos y ellas), haciendo apología de un runrún aprendido, del que ni siquiera miran las injusticias de lo que critican.
En primer lugar, que la propia palabra, "feminismo" sea un fraude. No confundir con "hembrismo" blablabla. La propia lengua transforma la realidad, y no es serio, ni admisible, que en un movimiento que aboga por la igualdad de género la palabra que lo engloba solo haga mención a uno de ellos. Desde el mismo punto de la filología que muchos de los que critican no comprenden, es un sinsentido. Equidad, Igualdad, Integración. Lo que se quiera. Pero nunca un término que precisamente resulte sesgado del mismo modo que lo que critica. Es combatir fuego con fuego y deslegitimiza toda intención. Más integración y unidad son las que hacen falta, y así no las conseguiremos.
Luego me hace gracia que siempre se vea la paja en el ojo masculino, pero no en el femenino. Vamos a los "micromachismos", tan de moda hoy día, y a que de nuevo solo hacen mención a lo que le sale del coño o polla a ese conglomerado de activistas exaltados:
"¿Y se ha quedado con el padre? Uyuyuy"
"¿Que va a cocinar él? Jaja"
"¡Anda deja, que tú no sabes (cocinar, cuidar al niño, hacer tu casa)!"
"¡Qué maricona!"
"Hazlo tú que eres el hombre"
"Seguro que él es más bruto"
Querer mentir y hacer ver una estupidez como que los sexismos son cosas de todos es síntoma de una enfermedad. Social o política.
Sobre todo, porque cada reacción es igual y opuesta, y en muchos de los casos tan grave será su perjuicio (para la mujer) como la ausencia del mismo (para el hombre), por lo que es ver únicamente una de las dos partes.
En el terreno cotidiano puede traducirse fácilmente:
No tengo que ser el manitas de la casa. No tengo por qué ser el exterminador de bichos. Puedo ser mejor cocinero que mi esposa (de hecho en casa cocino yo). Se me pueden dar muy bien los niños y saber cambiarlos y cuidarlos. No tengo por qué ser el que trabaje de los dos. Puedo ser muy delicado o sensible.
Y así mil cosas.
Pero no querer comprender que la sociedad (hombres, mujeres, los grupos del reverendo) nos impone A TODOS unos roles con el que no tenemos por qué sentirnos cómodos es tener muy pocas luces. Un rol con el que de hecho no nos vamos a sentir cómodos en muchos casos. Pero para ese tipo de cosas, en este siglo, parece que el hombre se haya vuelto completamente invisible, y uno echa en falta un poco de cabeza en esas igualdad, para esta generación de hombres modernos que ya hemos crecido sabiendo lo que no tiene más vuelta de hoja:
Que hombres y mujeres tenemos nuestras diferencias pero somos iguales y debemos serlo en lo que importa.
Sin embargo volvemos a lo de siempre:
-Que asqueroso machismo que el cambiador de bebés esté en el servicio de mujeres (sí, compañera... y qué inmensa putada para nosotros que sea así, que no solo nos ofende, sino que nos jode de facto para cambiar al niño)
-Que asqueroso machismo el del cine y la publicidad (bueno, imagino que será sexismo, porque entre las babas que está usted soltando con los anuncios de colonias masculinos y femeninos, los productos de limpieza y el galán sin camisa de la peli, en mi tele hay un hombre desnudo que está buenísimo cada cinco minutos)
-Que asqueroso machismo el castellano (como muchas y muchos no sabrán siquiera de donde procede la lengua que hablan, y ya hice mi artículo sobre el tema sacando la espina, no lo explicaré en extenso. Pero vaya, que pueden cambiar todos los congresos, miembras, faldas en semáforo y lo que quieran. La lengua nunca es machista; lo son las personas que la usan. Sin más. Y de nuevo, siempre lo es para ambas partes).
-Que asquerosa ropa de bebé y qué retrógrada (sí, son estereotipos... pero no se olvide que lo son ambos y a papá también le gustaría ser el guapo de la pareja por una vez
-Sobre la injusta ley de género, menores y demás, mejor ni hablamos. No creo que haga falta.
En fin, podría seguir hasta hacer un manifiesto, y quizás algún día haga algo parecido, ya que es de los pocos temas sociales que verdaderamente me parecen preocupantes y dignos de mención en los que siento que puedo hacer algo por mejorarlos.
Ya he ido a varios encuentros de mujeres (culturales, sociales, académicos, teatro) para apoyar a mi pareja (que como digo se está doctorando en el tema) y cada vez me doy más cuenta que tengo cosas que decir y personas a las que puedo hacer ver las cosas de otro modo (no a las asistentes, que normalmente suelen estar perfectamente concienciadas en todos estos temas. Precisamente quienes más ruido hacen son los que realmente nunca hacen nada).
Con el cartel, lo tengo claro:
Si hubiera salido Drogo medio en pelotas, el Capi ceñido y Conan, nadie habría dicho ni mú.
Pero como parece que el dibujo es bonito, atractivo y las chicas están de buen ver, pues hay queja al canto.
Según han sido siempre tanto Salón del Manga como Comic Con, se suele organizar un concurso; nadie contrata a nadie ni mucho menos dirigen en cierto sentido. Por tanto, tengo claro que fuera del por qué lo eligieran o si hubo mejores opciones, el artista de esta ilustración se presentó con toda su ilusión y realizó, a mi parecer, un buen trabajo.
Que alguien pueda increpar, insultar, ofender, denunciar a dicho artista, porque a su parecer las chicas son provocativas (¿?), y perpetúan no sé qué estereotipo (como bien dice Artemis; el de que todos somos sexistas y a todos los seres humanos les gusta su opuesto o iguales de forma que consideren sexy), me parece muy triste.
Triste tipo Manara. Triste tipo Batgirl.
Triste hoy todo tiene un doble sentido y nada está bien. Triste cuantos cuadros, obras, libros, cómics, se perderán o se malograrán porque los artistas piensen primero "¿y si me acusan de tal?", en lugar de disfrutar simplemente creando. Y no es retórica. Porque esa muchedumbre de misa y olla, que está a la que salta, que se queja por todo pero no participa, que ni siquiera lee, va al cine o escucha música, que no es lector o público de aquello que denuncia, está consiguiendo con su presión social, de la que todos forman parte, que demos un paso atrás, ahora hacia el otro lado (algunos dirán que bueno, ya era hora, y como castigo ya va bien. Esperando pues a que invadamos Alemania en breve).
Para mí; así no, y conmigo no.
Disfrutad vuestra reivindicación online y haced muchos trinditopi,jastas, wazaps y comentarios en el caralibro y tuiter. Sois unos, y unas, visionarios, y arias.
Yo prefiero seguir a otra cosa (igualdad en los sueldos, en la justicia, en la calle y en los sexismos diarios).
Esperemos que aunque una tendencia sea más ruidosa y superficial que la otra, por el bien de las próximas generaciones, se lleven a cabo las correctas y los árboles no impidan ver el bosque.