El caballo de hierro A estas alturas, Charlier ha conseguido que sea capaz de ver las historias de este género con otros ojo. La calidad de las tramas es innegable, sobre todo debido a la gran profundidad con las que son tratadas. En esta ocasión, tenemos perfectamente retratado la intrusión que supuso para los indios americanos el avance tecnológico, personificado en la creación de las líneas de ferrocarril.Además, seguimos adentrándonos en el odio visceral entre los pieles rojas y el hombre blanco,quedando patente que, a pesar de todo, los hombres presumiblemente salvajes e incultos, son gente mucho más honorable y lista. Podemos ver como bajo la aparente sencillez se encuentra una cultura muy sofisticada, que constantemente es despreciada por un hombre que presume de su civilización, pero que al final resulta ser más salvaje e inconsciente que los indios.
Otro detalle importante de esta obra, es la rigurosidad histórica. Algo que ya hemos comentado antes, pero que cada vez es un aspecto más trabajado, incluyendo notas sobre la jerga, o incluyendo hechos históricos como la apuesta entre Bill Cody y Comstok para ver quien de los dos mataba más búfalos. Una apuesta que gana el primero y que le granjea el sobrenombre de Búfalo Bill. A todo esto, hay que añadirle el maravilloso dibujo de Giraud, plagado de detalles y con una tendencia increíblemente realista. Las armas, los caballos, los escenarios, todo perfectamente retratado para transportarnos en el tiempo, de forma que solo nos falte oler el ambiente del lejano oeste. Un magnífico trabajo el del dibujante.
Por cierto, aunque ya lo mencionó
Taneleer Tivan , el título de este álbum coincide con el de un clásico del cine mudo dirigido por John Ford.
No he visto la película, pero me cuesta creer que, aunque solo sea en el título, los autores no hayan querido homenajear al film de Ford, sobre todo teniendo en cuenta que su obra sirve de referente para muchas de las tramas de Blueberry. Por lo tanto, me parece importante dejar anotado este dato como curiosidad. También me ha llamado la atención un personaje de esta historia, que también va ligado al cine, pero no es contemporáneo y creo que mis elucubraciones encajarán mejor en un tomo posterior de esta saga.
La historia comienza con la creación de una línea de ferrocarril que unirá el Pacífico con el Atlántico, o lo que es lo mismo, el este con el oeste. Dos empresas comienzan una competición, ya que dependiendo de los kilómetros que construya cada una, recibirán mayores ingresos. hay que tener en cuenta que todo esto estaba fomentado por el gobierno, porque no solo daba subvenciones por cada milla de raíl colocado, sino que entregaba, de forma gratuita, dicha extensión para explotarla, al igual que los terrenos limítrofes a su construcción. Estaba en juego una cantidad de dinero, por lo que la competición no era algo deportivo, sino que estamos ante una guerra colonizadora donde todo vale.
El General Dogde, antiguo conocido de Blueberry es uno de los responsables del avance del ferrocarril por parte de la Union Pacific. El avance se complica, ya que están llegando al territorio de los sioux y los cheyennes, los cuales, a pesar del tratado de paz con los blancos, ven esto como una intrusión en sus territorios. Además, de que la matanza indiscriminada de bisontes plantea un grave problema para ellos. Dogde prefiere intentar llegar a un acuerdo con los indios, por lo que manda a llamar a Blueberry , que se encuentra en Fort Navajo. Una vez más, tenemos dos posturas muy diferenciadas, los que pretenden respetar, en la medida de lo posible, a los indios, y los que los consideran unos salvajes a los que hay aniquilar si se interponen en su camino. Desgraciadamente, la primera postura nunca acabó de ganar...
Red Neck partirá en busca del teniente, poniéndose en marcha esta nueva aventura. Como viene siendo habitual, cualquiera que solicite la ayuda de Blueberry la obtiene con rapidez. Ya sea porque están deseando deshacerse de él en donde esté acuartelado, o simplemente porque cualquier escusa es buena para salir del calabozo.
Una vez que nuestro protagonista arregla todas sus cuentas pendientes, es hora de ir al campamento del General Dogde, pero el viaje se complica más de lo esperado. De manera súbita, ambos tiene que huir de una estampida de Bisontes. Una vez, la audacia de nuestro protagonista les permitirá salir airoso de esta fuerza de la naturaleza. Posteriormente, descubrirán que todo es culpa de alguien que está cazando bisontes con dinamita. También descubren que los cheyennes andan cerca y buscan a los responsables, debido a que se está desperdiciando las pieles y la carne de los animales que les permiten sobrevivir al duro invierno. Una muestra más, de la estupidez humana.
Poco después, se encuentran con un viejo conocido Jim McClure, nuestro Jimmy, el alcohólico.
La inclusión de este personaje aporta pequeñas dosis de humor, pero en este tomo se mantiene en un segundo plano. Charlier mantiene bien la sensación de historia coral, aunque esta no lo es exactamente, pero lo mantiene como ayudante de Blueberry con poco que destacar. En esta saga comparte papel con Red Neck, volviendo ha establecerse un trío, que parece que es con el número que más cómodo se siente el guionista hasta el momento. Pero antes de todo eso, hay que salvar a Jimmy, que se encuentra rodeado por los indios, aunque el ataque del campamento cheyenne propiciará que se retiren en el momento justo.
Comienza a sentirse en el ambiente una conspiración oculta que pretende perjudicar a los indios y, por ende, reanudar un conflicto bélico con ellos. Obviamente, esto es motivo de preocupación para Blueberry.
Cuando llegan al campamento, se encuentran con que los ánimos están algo crispados. Acaban de entrar varios indios, entre ellos el jefe Dos-Osos. En ese momento, entra en escena Jethro Steelfinger, un pistolero, respetado y temido a partes iguales, que no parece estar de acuerdo con Blueberry en su parlamento con los indios. La cosa se complica cuando el teniente se enfrenta a él y deja marchar a los indios para evitar una matanza. En este primer enfrentamiento, pierde Blueberry, al desconocer que su oponente tiene una mano articulada de acero. Me pregunto si en aquella época había tecnología suficiente para este tipo de cosas, aunque hay que reconocer que se le ve bastante rígida. Una vez más, la precisión gráfica de Giraud sirve para discernir cualquier detalle, por nimio que sea. Huelga decir que aquí nace una enemistad que se desarrollará a lo largo de toda la saga. Y será el desencadenante del primer viaje a unos baños públicos que Blueberry frecuentará más que el saloon.
Por cierto, otro detalle. Los baños están regentado por un oriental, que además es una fuente de información, propiciando una de esas escenas típicas de las películas.
A continuación, por fin, consigue reunirse con Dogde y comienzan a trazar los planes para mantener la viabilidad de la empresa. El primer paso es convertirlo en protector de la compañía y responsable de mantener la paz con los indios. Casi nada.
Esto provoca malestar en algunos, ya que la protección iba a ser encomendada a Jethro. Este detalle servirá de presentación para el ingeniero Lewis. Prácticamente al instante, se desvelará que es un asalariado de la compañía rival, junto con Jethro. Su objetivo es detener el avance del ferrocarril por este lado y son los responsables de intentar que se produzca un altercado con los indios. Todo se va aclarando.
Es curioso, porque en otras ocasiones, el autor ha mantenido la intriga durante más páginas. En esta historia parece que tiene otro objetivo y el suspense es una traba para él. Aboga con bastante acierto por la aventura, aunque en este tomo veo más estilo del western típico, sobre todo con el tiroteo en el saloon. Aunque seguimos teniendo una preponderancia sobre el "problema" indio y la codicia humana, poco a poco, se van incluyendo los elementos que más atractivos de este género que, en mi opinión, se encuentra en los pistoleros. De todas formas, todo se encuentra en una armonía perfecta que nos mantiene enganchado a la lectura.
Al día siguiente, la muerte de unos hombre del puesto avanzado producen cierto revuelo. Blueberry plantea la opción de reunirse con "Red Clod" y "Sitting Bull" para establecer un acuerdo satisfactorio para las dos partes. Red Neck se marcha para contactar con ellos. Mientras, Blueberry habla con los cazadores de bisontes. A partir de ahora aquellos que quieran hacer negocios con la compañía deben firmar ante un acuerdo para no matar más animales de lo necesario. Esto no sienta demasiado bien y es el momento aprovechado por Jethro para intentar matar a Blueberry, con el apoyo de sus hombres. El local arde hasta los cimientos, pero nuestro protagonista, con la ayuda de un sobrio Jimmy, consigue salvarse por un pelo.
Un tiroteo interesantísimo, donde la estrategia juega un papel fundamental. Además, este hecho supone el encarcelamiento de Jethro.
Antes de continuar, no quiero dejar pasar el tema de la traducción. En este caso, hablamos de la edición de Norma.
Para los que se hayan fijado, los jefes indios son Nube Roja y el famoso Toro Sentado. Aunque no entiendo el criterio de usar el nombre original con unos indios y con otros no en la misma historia, puedo llegar a entenderlo, a pesar de que Toro Sentado debe de ser uno de los nombre más famosos del género. No obstante, que al final del tomo te lo pongan en un bocadillo traducido me parece una desfachatez. Sea cual sea el criterio, equivocado o no, lo mejor es mantenerlo hasta el final. Otra cosa es que en el siguiente lo cambian, que tampoco lo veo, pero al menos es en un tomo diferente. Mi siguiente tomo es de Grijalbo, así que no lo sabré, pero me ha llamado la atención.
Por cierto, antes del encarcelamiento, Blueberry ajustará la cuenta pendiente con Jethro. En su caída, caerán monedas de oro que le delatan como un infiltrado de la compañía rival.
Al día siguiente, tras la llegada de Red Neck, se establece el plan para el encuentro. Blueberry quiere ir solo, pero Lewis apunta lo peligroso que podría resultar, modificando el planteamiento del teniente. Se va maquinando un plan que al final tiene mucho sentido. También es cierto que es una trama predecible. Blueberry se va con los hombres al punto de encuentro. El teniente, Jimmy y Red Neck se internaran en un cañón, mientras, por arriba, tres hombres se aseguran de que no pasa nada. Lewis, que conoce todo el plan, introduce a uno de los hombre de Jethro en la comitiva que lo escolta hacia Denver. En un punto, previamente fijado, le facilita un arma al preso, además de que un grupo asalta al tren. Tras el recate de Jethro, lo tiene todo preparado para llegar a tiempo al lugar del acuerdo con los indios. Durante la noche, mientras esperan la llegada de los jefes indios, los hombre de Jethro sustituyen a los de Blueberry. A la mañana siguiente, cuando llega Dos-Osos y los demás, los supuestos vigías abren fuego contra los indios, matando a Dos-Osos. En medio del barullo, Blueberry ve la figura del pistolero de la mano de hierro y comprende lo que ha pasado.
La situación es muy comprometida y todo sucede muy rápido, por lo que los tres hombre solo tienen la opción de comenzar una huida. Gracias a Jimmy, que había preparado una línea de dinamita por si acaso, consiguen retrasar al nutrido grupo de indios que los persiguen. Sin embargo, no están fuera de peligro, por lo que cuando llegan al campamento avanzado de la compañía, animan al que está al mando para que se vayan todos en el tren. Son un poco reticentes, hasta la llegada de los indios. En ese momento, comienza una huida en tren, que les llevará a atravesar un puente en llamas. Se salvan de milagro.
Continuará...
No sé si añadir algo más, porque si alguien ha aguantado hasta estas líneas sabrá que estamos ante otro tebeo de gran calidad. Quizá lo único reseñable es que desde el primer momento me consigue atrapar la historia. Después no puedo evitar pensar que estamos ante un clarísimo
must have; uno de esos tebeos que no te puedes morir sin haber leído, aunque solo sea una vez.