He leído
Colección UltimateNº 51: Ultimatum: Apocalipsis Final.
Antes de hablar del tebeo en sí, habría que felicitar a
Julián, que realiza un magnífico prólogo en el que, además, da un gran consejo: "no te tomes demasiado en serio lo que vas a leer a continuación".
Y la verdad es que tiene razón, a Loeb no hay que echarle demasiada cuenta y aquí menos. Ultimatum es uno de esos tebeos que sirven para destruir un universo a base de golpes de efectos sin ningún desarrollo, para demostrar que aquí se pueden hacer cosas que en el universo tradicional no. Desconozco si esto es idea de Jemas o de cualquier otro, pero más allá de ver un póster tras otro de Finch que, curiosamente hace un trabajo mejor de lo habitual, me parece una de las peores sagas que he leído en Marvel durante los últimos años. Todo ocurre de una forma atropellada, sin desarrollo coherente, los personajes aparecen aquí y allá, además de ser uno de esos tebeos en los que mueren personajes en cada página, cuanto más impactante el hecho mejor, aunque a mí me ha dejado bastante frío.
Loeb no se ha caracterizado nunca por escribir obras maestras, pero, pese a sus incontables defectos como escritor, al menos ha hecho tebeos entretenidos. Chorradas sin el menor trasfondo con las que pasar un rato de evasión sin más. Aquí da varias vueltas de tuerca al concepto
blockbuster para dejar un producto tan vacio de contenido que parece un tiro al plato heroico. Pese a todo esto, la premisa inicial bien puede parecer interesante, con un motivo claro por el que actua Magneto en contra de la humanidad: la muerte de su hija. Pero salvo cuatro pinceladas, el guión es una sucesión de momentos escatológicos e impactantes y mujeres ligeras de ropa de aquí para allá, antes de morir la mayoría de ellas. Sacrificios poco o nada coherentes, batallas en el Valhalla sin demasiado sentido y una multitud de elementos mal situados que generan un ocaso falto de épica para un universo de ficción que merecía algo mejor. Muchísimo mejor, añadiría yo. Pero bueno, si entregas los mandos a Loeb, pues es lo que tienes...
En definitiva, un desastre de tebeo que me ha dejado con cero ganas de conocer la intrahistoria del relato, y mucho menos de conocer como concebió Loeb esta "obra magna", por lo que con los extras ni siquiera pierdo el tiempo leyéndolos. Que malo es el completismo.