Mi impresión es que, salvo en su origen, no supo cogerle el pulso al personaje en ningún momento.
Tu impresión y la de (casi) cualquiera.
No olvides al torero enmascarado (o matador). Un momento ridículamente insuperable: 
De todos modos, tampoco otros guionistas posteriores supieron ubicar a Daredevil, con etapas en las que se va a San Francisco con la Viuda Negra a jugar a los "espías" y combatiendo organizaciones como HYDRA o Espectro Negro, o bien con enemigos ultraterrenales como el Lama Negro o demonios varios....
En cambio, un autor que sí realizó una etapa bastante correcta (aunque queda siempre eclipsada por la inmediata posterior de Miller) es Roger McKenzie. Comienza en Daredevil #151 y empieza utilizando varios supervillanos clásicos de DD como el Hombre Púrpura, Gladiador, Jester, Cobra y Mr Hyde (haciéndolos verdaderamente amenazadores) para posteriormente ir introduciendo el tema del hampa y los gángsteres (seguramente por influencia de Miller, que ya había empezado su periplo como dibujante). También elimina un villano quizá excesivamente fantástico para Daredevil (el Rondador de la Muerte, que debe sus poderes a un desajuste cronal) y jubila a otro villano, el Gladiador, que a mí me gusta pero que resulta demasiado pintoresco para trabajar como un creíble matón de la mafia (se reubica a Bullseye para asumir ese papel).
Además, McKenzie crea al genial personaje del hampón Turk Barrett, al que tanto partido humorístico le sacaría después Miller.
Posteriormente Miller potencia muchos temas ya introducidos por McKenzie, como el tema de la lucha contra el crimen organizado (sustituyendo al anciano mafioso Eric Slaughter por un renovado Kingpin, todo un acierto), la rivalidad con Bullseye (que llegará al extremo cuando éste mata a Elektra) y la cada vez menor utilización de supervillanos clásicos (pasando a ocupar su lugar la mística organización La Mano), todo ello en un tono mucho más adulto y oscuro.
En definitiva, que valorada de forma aislada la etapa McKenzie es de notable, pero va a quedar para siempre fagocitada por la absolutamente brillante de Miller.