Buenas

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Ayer volví a ver "La milla verde", tras cuatro o cinco años. Ya comenté que tras el merecido éxito de la adaptación de un relato de Stephen King ("The Shawshank Redemption") que devino en la magnífica película de mismo nombre, Frank Darabont volvió aquí a por uvas y se quedó a medio camino. Creo que es muy difícil cuadrar el hiperrealismo del que hace gala el entorno donde actúan los personajes con la situación fuera de lo común que da pie a todo el relato. A mí se me antoja todo muy descompensado.
Por alguna razón. soy capaz de creerme que un robot asesino viaje a través del tiempo para asesinar al futuro líder de la resistencia humana contra la dominación de las máquinas, si esto está explicado con coherencia y el argumento sigue la lógica que el relato ha planteado. Sin embargo, por mucho que ponga de mi parte, me es imposible entrar en esta historia. Me parece todo falso, torpemente moldeado, tergiversado. Esto no es exclusivo de esta película, la mezcla cotidiana-fantástica o cotidiana-cristiana es algo que casi nunca ha salido bien en el cine. Recuerdo por ejemplo clásicos como "Heaven can wait" que me dan sarpullidos. Una película con estos elementos que sí me gusta mucho es "It's a wonderful life" con el gran James Stewart, al que el magnífico Tom Hanks intenta emular a toda costa en "La milla verde". El otro punto negro es el cansino y exagerado "los buenos son buenísimos y los malos son malísimos" que atenta contra la inteligencia del espectador. De todas formas la película está planteada para ser un gran clásico americano al estilo años 40', con sus virtudes y sus defectos y supongo que esto forma parte del conjunto. Otro de sus defectos es que la película se siente interminable.
Es cierto que el resto de actores también están perfectos, que la película está bien realizada, que la fotografía es bonita, que la música se emplea adecuadamente... Ahí no voy a discutir nada. Es, sin duda, una película de gran empaque y visualmente muy atractiva, pero personalmente soy incapaz de empatizar con la historia y de entrar al trapo de lo que plantea el film.
Pues bueno, vista de nuevo ayer debo reconocer que pese a las tres horazas que dura el film y que estiran las escenas hasta el infinito, la duración me sigue pareciendo injustificable pero ya no me parece tan interminable. Luego, la película es muy elegante pero no duda en sacudirnos violentamente con escenas como la atroz y salvaje ejecución de "Del" o el horrible sufrimiento de la enferma esposa del alcaide. Los flashbacks de los asesinatos de Wild Bill son turbadores sin ser explícitos y aunque el final de la película se me antoje innecesariamente funesto y me siga costando horrores entrar en la película, ayer ya no me pareció un film tan impermeable como en su momento. Realmente disfruté de su visionado y ya no me parece una película tan antipática aunque siga sin parecerme nada del otro mundo.
También volví ayer "The 13th Warrior" del gran John McTiernan, película que se llevó un aluvión de críticas injustas en su momento y que, aún con sus defectos, le pasa fácilmente la mano por la cara a la inmensa películas de aventuras de los últimos 15 años, destacándose la oscuridad y madurez del relato, las escenas de acción rodadas a la perfección, el acierto de utilizar a verdaderos actores escandinavos para interpretar a los rudos vikingos, la música de Jerry Goldsmith, la sensación de peligro que desprende en todo momento el enemigo, que además se concreta en numerosas bajas para el bando de los "buenos", la ausencia de descaradas concesiones a la burda comercialidad infantil, diálogos memorables, personajes carismáticos, localizaciones fascinantes, turbador misticismo legendario y, en definitiva, todo aquello que se le debe exigir a una buena película de aventuras.
El mejor film de Antonio Banderas, sea en su etapa española o usamericana, que no conoció demasiado éxito en su momento aunque sí una modesta pero fiel reivindicación en los últimos tiempos a la que no puedo más que sumarme. La crítica, como casi siempre, en la inopia, y el público palomitero, incapaz de reconocer un recurso cinematográfico. Son los mismos que salieron horrorizados de la proyección de la brillante "No country for old men". Los mismos que demandan que una película dure 5 horas para poder verlo absolutamente todo masticado. Entre otros, claro.
saludos