Lo del Mandarín tampoco vale, por supuesto, sobretodo el papel de actor que al final le hicieron hacer.
Pero la diferencia es que lo del Mandarín ya ha pasado y que antes del estreno de la película no sabíamos de la magnitud de la tragedia, mientras que lo de los hermanos Storm no ofrece ningún tipo de dudas de lo que es, un cambio de color de piel sin posibilidad de malas interpretaciones, además de que se está cociendo ahora mismo y seguramente todavía hay tiempo para meterles en la cabeza que se equivocan.