Pues yo voy a ser políticamente incorrecto, por una vez.
Es completamente normal que alguien pueda leer, por ejemplo, Watchmen, y que la obra no le guste. Eso puede ser por muchas razones: no te gusta el dibujo, los personajes te parecen opresivos, te van las historias más optimistas, yo que sé. Te puede gustar más X-Force de Rob Liefeld, por poner un ejemplo extremo, ¡no pasa nada! Son gustos.
Lo que no se puede dudar, lo siento, es que sea una obra maestra. Si alguien lee Watchmen, y piensa que no es una obra maestra, es que se ha perdido algo. No ha leído con suficiente atención, no ha captado los detalles, la estructura de la historia, su diseño, sus constantes segundas, terceras, cuartas lecturas, la cantidad increíble de información por viñeta... quizá deba volver a leérselo para poder captarlas, pero definitivamente, en este caso la culpa no es de la obra, sino del lector. Hay lecturas que requieren y demandan un esfuerzo extra al lector.
El DD de Miller me parece un caso similar, puesto que su puesta en escena, narrativa, control de viñeta para marcar el tempo, los claroscuros, ironías disimuladas, personajes construidos, segundas intenciones... está ahí para el que lo quiera ver. En el DD de Bendis no hay nada de eso. Es entretenimiento del bueno, pero nada más. Eso no es malo, pero no le llega a los talones a Miller, de aquí a Pernambuco.
Por el DD de Miller no pasa el tiempo. Es un producto de los 80, y efectivamente es imposible que salgan Ipods ni internet, ni colorines infográficos, ni 3D, ni pijadas espectaculares, ni falta que le hacen. De hecho, el estar en un contexto temporal tan marcado añade valor y realismo a la obra, como una historia situada en la Edad Media tiene que tener sus elementos característicos.
Es lo que pienso.