Como editor Harras fue el niño aventajado de la Marvel de Defalco, caracterizada por el conservadurismo, el guiño a los especuladores y la intervención editorial, insinuada al principio y flagrante al final. Y Bob Harras fue el primero de la clase. Con DeFalco al frente fueron cayendo uno a uno todas las estrellas de Marvel, empezando por los de menos renombre como Stern y Englehart en el 88. Byrne, Claremont, los Simonson al principio les fue bien, pero de todos se conocen casos de intervención editorial y faltas de respeto al autor que acabaron con un portazo de los mismos. Miller y Starlin estuvieron y se fueron. A Peter David no le fue mal, pero éste es un autor cuya carrera se cimentó en esta época.
Normalmente no se critica mucho a DeFalco, porque es un tío con cara de buena gente (y seguramente lo sea), y dejaba la ejecución de tareas desagradables a mastines como Harras, pero sólo hay que ver cómo se encontró Marvel y cómo la dejó. De editor no curraría mucho, porque le daba tiempo a escribir 3 series mensuales. Lo que sí hizo fue poner directrices muy claras, un Back to the basics en casi todas las series principales (menos Hulk, curiosamente) y spin-offs por un tubo.
De segundo tenía a Gruenwald, otro tío simpático (y bastante mejor guionista que DeFalco) y con gran conocimiento de la casa pero al que también le daba tiempo de hacer 3 series al mes. En aquella época quien de verdad mandaba eran los accionistas. Y así les fue.