Yo ya he comentado esto varias veces... como por ejemplo...
Una de las etapas con más renombre del trepamuros es sin duda la que significó el origen del mismo y gran parte de sus personajes secundarios y su variado surtido de villanos. Y digo sin temor a equivocarme que lo mejor de dicha etapa llegó cerca de su final, teniendo como momento cumbre la saga del Planeador Maestro.
Los primeros números de la colección (hasta cerca del número 18 a mi parecer) eran bastante flojos. Había ideas y nuevos personajes muy interesantes, pero tanto los guiones como el dibujo no estaban formados del todo, y los números podían hacerse pesados y repetitivos, habiendo números en los que contaba las páginas que me quedaba para terminar, y contadas excepciones en las que deseaba que durara algo más.
Tras los 20 primeros números la mejoría que se nota en la serie es asombrosa. Un Ditko mucho más seguro en los lápices, y con más influencia al guión hacía que la colección mejorara por momentos, sobretodo en la parte de la vida social de Peter, que era un personaje con el que nos identificábamos ¿Cuántas veces habremos apretado el puño y gritado ''¡Cuéntale tu maldito secreto!''? Pero había algo que hacía de la saga del famoso número 33 una saga especial: no sólo se trataba de maravilla la vida cotidiana de Parker, sino que también las referentes al enfrentamiento con el villano de turno y las escenas de acción.
Muchos eran los villanos que habían desfilado durante los casi tres años en la colección de Spidey, pero uno de los que más había impactado a los lectores era el científico convertido en villano llamado Doctor Octopus. Su vida situación recordaba a la del joven Parker: un amante de las ciencias que se convierte en algo más debido a un accidente radiactivo, sólo que al contrario que nuestro héroe, el Doctor Octopus decidió ser un villano (el accidente también le había afectado en el cerebro). Y también en su currículum estaba... ¡Haber derrotado a Spiderman por primera vez! Cuando la serie era aún joven y pocas aventuras había vivido nuestro trepamuros favorito, Octopus provocó su huida y derrota por primera vez, causando un impacto mucho mayor que el resto de los villanos.
También hay que tener en cuenta que la serie había ido en crescendo poco a poco, y tenía lugar el primer gran cambio (y uno de los mayores del personaje en mi opinión, ya que los demás han sido anulados recientemente por cierto diablillo) en la vida de Spiderman: se había graduado y le habían concedido la beca para la universidad. Había un cambio del estilo de vida de Parker, de los personajes secundarios ¿Sería este el momento de dejar de ser un marginado y adaptarse? ¿El momento de entablar amistades? Pues todo eso se reservaba para el número 31, en el que tenemos el primer número de la saga y en el que se ve, entre otras, el primer día de Peter en la universidad.
Y es que el número 31 destaca en eso. De nuevo no son los combates los que captan el interés del lector (al menos el mío) ni un villano muy interesante (por el momento, al menos), sino los detalles del día a día de Peter, que ahora más que nunca, eran algo novedoso pues se trataba de su matriculación, recogida de libros y... ¡El primer día en la facultad! Pero por desgracia, las cosas nunca van bien para nuestro protagonista, y con ese momento coincide una enfermedad que hace peligrar la vida de tía May, y que hace que el primer día (y el segundo, y más) no sean como esperaba Peter, pues no puede concentrarse en las clases ni en los compañeros porque sólo tiene algo en mente: su tía. Y eso hace que los alumnos y profesores crean que la beca se le ha subido a la cabeza y por ello se cree superior al resto de estudiantes, demasiado como para hablar con ellos.
El número 31 tiene también la primera aparición de Gwen Stacy, que tan buenas historias y momentos daría en el futuro. La joven y preciosa Gwen (que empezaría a ser realmente guapa a manos de Romita) era la chica más deseada del campus, pero Peter no tenía ojos para ella... no en esos momentos en los que su tía se encontraba en grave peligro.
El número transcurre entre esos momentos de la vida de Parker y enfrentamientos con los lacayos de un villano cuya identidad desconocemos, y da comienzo el número 32, con la revelación del mismo ¡Qué gran sorpresa ver los tentáculos del Doctor Octopus en la primera viñeta! ¡Y qué gran sorpresa saber que la enfermedad de May lo había provocado su propio sobrino con una transfusión de sangre números atrás! ¡Y qué escenas de Peter sintiéndose culpable y furioso consigo mismo!
Todo iba fatal en la vida del trepamuros: su tía estaba enferma, y por culpa suya, no se llevaba bien con sus compañeros, no le iban bien los estudios, tenía problemas con Betty y se obligaba a sí mismo a ser desagradable con ella para que le olvidase pues llevaba una vida demasiado peligrosa para ella, no conseguía venderle fotos a Jonah…
Todo iba realmente mal, pero en todas las tormentas hay algún rayo de luz, y Spidey visita al Dr. Connors para ver si puede ayudarle, y éste le dice que hay un suero que posiblemente salve a May. Spiderman va a por el suero y… ¡Descubre que se lo han llevado los hombres del planeador maestro! Y tras llegar a su guarida y enfrentarse a los lacayos… ¡Ve que el planeador maestro es el Doctor Octopus, uno de sus peores enemigos!
Es normal que la rabia se apoderase del héroe y machacase a lacayos y líderes por igual, enfrentándose al Doctor Octopus con una furia que jamás habíamos visto en él, haciendo huir al villano. Pero en el calor de la batalla, comete un error fatal: destroza una viga de soporte y una pesada maquinaria se derrumba sobre el trepamuros, atrapándole a la vez que el techo comenzaba a ceder ante el peso del agua (la guarida de Octopus se encontraba bajo el mar).
Y así termina el número 32, con May muriéndose, Dr Connors esperando que llegue Spidey con el suero antes de que sea demasiado tarde, y Spiderman atrapado bajo un peso que ni siquiera su fuerza arácnida puede superar. No quiero ni pensar en lo mal que lo debieron pasar el enero de 1966 los fans de Marvel que tenían que esperar todo un mes para tener el final de esa impresionante saga. Yo afortunadamente sólo tenía que pasar de página.
El número 33 empieza donde terminó el anterior, recapitulando en un par de viñetas los hechos y con Spidey bajo la pesada maquinaria, observando cómo el suero se encuentra a unos pocos metros de él, y aún así parece inalcanzable, y pensando que ha fallado a su tía como le falló a su tío Ben. Y es entonces cuando haciendo un esfuerzo descomunal, llamando a toda la fuerza que tenía y mucho más, Spiderman empieza a levantar la maquinaria centímetro a centímetro, haciendo cada vez más fuerza, sintiendo cómo estaba apunto de reventarle todo el cuerpo y Ditko lo transmite de manera magistral en 10 viñetas.
La claustrofobia, el esfuerzo, el cansancio, las ganas de continuar, todos los músculos gritando… me asombré a mí mismo apretando el puño a medida que pasaba de viñeta en viñeta, sintiendo cómo la máquina se levantaba cada vez más, hasta que sólo quedaba un impulso final y… ¡Libre en una viñeta a toda página!
Es normal que esa imagen pasara a convertirse en un clásico, pues de todos los tebeos de Spiderman que he leído, realmente pocos han conseguido transmitirme todo lo que ha hecho este número, o incluso esta viñeta a toda página. Pero aún no había terminado el número, ni muchísimo menos. Tras todo el esfuerzo, un Spiderman herido y agotado se enfrenta a infinidad de obstáculos y la batalla final contra los lacayos de Octopus, con Peter agitando los brazos a ciegas, esperando golpear el enemigo antes de caer agotado al suelo es de nuevo sublime.
Y estoy seguro de que las páginas que siguieron a ese momento hicieron suspirar y sonreír a más de uno. Tras todo el agotamiento, toda la lucha, Spiderman entrega el suero, consigue la cura, salva a su tía e incluso consigue venderle unas fotos a Jonah (aunque evidentemente no de la lucha, sino de “Spiderman saliendo del lugar” y la captura de los lacayos)
¿Por qué tengo la sensación de trabajo bien hecho una vez leído hasta la última viñeta del número 33? ¿Por qué siento que esta vez Peter ha ganado más que nunca? ¿Será que el triunfo tras una dura lucha sabe mejor? En ese caso… es normal que se sienta bien Peter, o incluso Stan Lee y Ditko (sobretodo Ditko), pero… ¿Por qué yo? Y aún más importante ¿Por qué la gente dice que en los 60 no se hacían cómics de calidad, sino que valen por su época y su significado? ¿Acaso hay cómics de Spiderman de hoy en día que hagan todo lo que hicieron Ditko y Lee en 3 número? ¿Acaso hay alguna serie que tenga tan en cuenta su continuidad, trate tan bien a los personajes y transmita tanto? ¿Por qué no reconocen todos que ya no hacen tebeos así?
No sé si podré responder a esas preguntas, pero algo sí que sé… ¡Esta es una de las mejores sagas de Spiderman!