Karate Kid

Fue para el kárate, lo que Rocky para el boxeo. Nos guste o no atrajo a muchísimas personas a practicar este arte marcial. Tenía y tiene momentos gloriosos, aderezados con humor y una patada de cruda realidad de vez en cuando.
Como todas o casi todas las películas de lucha, había momentos de enagenación mental en los que te tenías que creer que un niño que ha pintado una valla durante horas había conseguido algo más que fortalecer su muñeca y hombro.
O que le gane a un buen karateka estando cojo y le de una patada de KO así sin más, sin tomar distancias ni nada por el estilo

Lo que está claro es que te hace vibrar, y eso es clave. Una peli mítica, sí.