La saga del clon (o mejor dicho, la saga de Ben Reilly, la del clon es esa maravilla de saga obra de Gerry Conway y Ross Andru) fue un intento de renovación de la franquicia arácnida. Por aquellos entonces, muchos personajes habían sido sustituidos temporalmente por otros personajes similares (Thunderstrike, USAgente, Máquina de Guerra, etc). Todos ellos fueron rotundos fracasos, pero ante la falta de ideas de los guionistas, decidieron dar un golpe de efecto e ir improvisando sobre la marcha.
El problema es que, como la idea les pareció bastante impactante (no sólo traer de vuelta el personaje del clon, sino también poner en duda la identidad del personaje principal de Marvel, nada menos), decidieron estirar el chicle, la línea argumental se extendió demasiado, y para postre decidieron resolver que Peter era el clon, y no el original, lo que provocó que la mayoría de los fans se sintiesen estafados. Las ventas bajaron tanto que los responsables de la serie se vieron obligados a dar marcha atrás. Y claro, la línea argumental volvió a estirarse. La única propuesta medianamente aceptable que se les ocurrió para traer de vuelta a Peter como el verdadero Spiderman fue una conspiración en la sombra llevada a cabo por Norman Osborn, el Duende Verde original (que llevaba más de 20 años muerto, desde el nº siguiente al de la muerte de Gwen).
Como curiosidad, una de las propuestas que los autores pusieron sobre la mesa fue que todo el asunto del clon fuese un plan de Mefisto. Evidentemente, la propuesta fue rechazada por absurda y por la imposibilidad de desarrollar un argumento que no estuviese lleno de agujeros e incongruencias. 15 años después, a los jefazos de Marvel no se les ha ocurrido otro argumento más coherente y han decidido utilizar a Mefisto para justificar el nuevo estatus de la serie. Una solución facilona, polémica y bastante incongruente para resolver un problema que no existe.