Y con esto acabo:
4º.- La etapa de Steve Englehart y Bill Mantlo en el SVTU. Tengo que reconocer que esto, más que una opinión, es una debilidad personal. Pensándolo un poco, me parece que dentro de las etapas de Namor, existen al menos otras dos que seguramente sean superiores a ésta, pero a mí, el dúo formado por Namor y el Dr. Muerte siempre me ha parecido uno de los team-up más geniales de la Marvel.
Ante todo, es curioso que ambos aparecieran bajo la cabecera de "Supervillanos". El Dr. Muerte indudablemente lo es (aunque si él nos oyera hablar así de su persona, posiblemente acabaríamos haciendo compañía a Rudolfo y sus ancestros; de hecho, según Byrne, el Dr. Muerte no se considera a sí mismo como un villano), pero Namor sólo es un villano a los ojos de los habitantes de superficie, y por supuesto, no de todos ellos.
Su condición de monarcas, el poder que ostentan, y su innato sentido del honor, es lo que los une y les permite tratarse como iguales en el ficticio universo de los tebeos, mientras que el hecho de que Namor se hubiese quedado sin título propio y el Dr. Muerte tuviese en ese momento necesidad de uno (tras los sorprendentes y satisfactorios expermientos del Marvel Super Héroes y del Astonishing Tales) es lo que llevó a Roy Thomas a unirles en el mundo real de las publicaciones.
Con mayor o menor fortuna (sobre todo en el apartado del dibujo), los primeros números del SVTU contaban los prolegómenos de su nueva alianza, la muerte de Betty Dean y el desenlace de esa primera parte de la historia, con la muerte del Dr. Dorcas a manos de Namor en justicia a la muerte de Betty Dean, y con la del bufón Saru-San a manos del Dr. Muerte por burlarse de quien no debía (moraleja: hay tipos con los que puedes hacerte el gracioso, y tipos con los que tienes que meterte la lengua en el culo).
La segunda etapa del SVTU corría ya a cargo de Steve Englehart, con los 4F de invitados, con Namor dando su inquebrantable palabra a Muerte aunque ésta hubiera sido arrancada por la fuerza, con Henry Kissinger firmando un tratado de no agresión entre los USA y Latveria, y con la primera aparición de Mortaja, con un origen completamente "pulp" que claramente recordaba por un lado al de Batman y por otro al de La Sombra. Un poco descaradamente, Mortaja tenía algo de los dos, no siendo hasta que Wolfman lo cogiese en Spiderwoman, cuando adquiriese su propia y definitiva personalidad como personaje, e incluso se manifestase en toda su capacidad su poder de desvanecerse en las sombras.
Aunque el dibujo de Trimpe le sentase como un tiro, la lástima es que Englehart tan sólo había empezado a tomar el pulso a la serie cuando se marchó de la Marvel. Cuatro números escasos (esto no era una LS) no daban mucho más de sí (SVTU era además bimestral).
Pero claro, entonces llegó Bill Mantlo... y el crossover con los Vengadores de Perez (el ratoncito, no; George).
Bueno, Englehart se había ido de las dos series, pero menudo pedazo crossover se marcó aquí George Perez. Conway, Mantlo y Shooter (que incluso le echaba dos cojones y se ponía a dibujar el número de SVTU) estuvieron además realmente inspirados, a la altura de las circunstancias de aquella preciosidad que dibujó Perez. A mí aún hoy me parece un trabajo alucinante, a la altura de sus mejores números con los Titanes. Viñetas por todas partes (la narración del resumen de lo sucedido en el SVTU me parece una pasada de diseño de página sobre cómo contar presente y pasado al mismo tiempo que se desarrolla la acción), un dibujo limpio, superdinámico y con todo muy ordenadito, en el que además resaltaba un fastuoso curro de fondos y detallitos que desde entonces fueron su marca de la casa. Y por cierto, un gran entintado del mexicano Pablo Marcos.
Con la Hidrobase de escenario, Namorita, Tamara Rahn y los anfibios volvían a recobrar su protagonismo, al tiempo que Namor volvía a reencontrarse con Bob Frank, el Zumbador de la Golden Age. Sin embargo, la verdadera estrella del crossover era el Dr. Muerte, que le daba caña por un tubo a los disminuidos Vengadores y encima tenía el detalle de dejarle a Namor un pedacito de Attuma.
La última historia de Bill Mantlo (#10-13) fue la que cerró la aparición de Namor en la serie y presentó el mejor momento de la misma, gracias también al buen dibujo de Bob Hall.
Con origen en el final del crossover con los Vengadores, la última saga presentó un team-up a cuatro bandas entre el Capitán América, el Dr. Muerte, Cráneo Rojo y Namor, con la superficie lunar como escenario de la batalla final entre Cráneo y el Dr. Muerte. A modo de epílogo, al final de la historia era Namor quien obligaba a Muerte a cumplir su palabra y a reanimar a los dormidos atlantes, cerrándose por fin una trama que arrastraba desde el final de la serie del hombre submarino tres años atrás.
El pin-up final que se marcaba Bob Hall para despedir a Namor de la serie, con los revividos atlantes saludándole, me parece la mejor página de toda la serie.
5º.- La LS de JM DeMatteis y Bob Budiansky. Más o menos hacia finales de 1982, Jim Shooter empezó a ensayar el formato de series limitadas para aquellos personajes o grupos que la Marvel consideraba que aunque no tuvieran serie propia, tenían una cierta cantidad de seguidores interesados en ellos, o cuanto menos en alguna historia importante que sobre ellos se pudiera contar.
Dentro de ese formato de series limitadas, salieron todas aquellas primeras series que Forum aquí publicó dentro de aquella gozada que eran los Extra Superhéroes: la de la Patrulla X y los Micronautas, la Visión y la Bruja, Lobezno, Ojo de Halcón, Capa y Puñal, Magik, los WCA, etc.
Namor fue también uno de los elegidos para protagonizar una de aquellas miniseries. En cuanto al equipo creativo que se haría cargo de la misma, el editor Tom DeFalco decidió encargársela a JM DeMatteis y a Bob Budiansky para que la llevasen a buen puerto.
DeMatteis, que en aquel momento aún escribía al Capitán América, acababa de concluir su etapa al frente de los Defensores, dentro de la cual ya había tenido ocasión de trabajar con el príncipe submarino, y en ese momento no tenía ningún problema para hacerse cargo de una LS dedicada al personaje.
Por su parte, el dibujante elegido para trabajar con DeMatteis fue Bob Budiansky (quien más tarde sería conocido por ser el "padre literario" de los Transformers), quien apenas un año antes ya había trabajado con DeMatteis en los últimos nueve números del Motorista Fantasma. Aunque la serie había acabado siendo cancelada, los dos habían funcionado muy bien en ella, y su compenetración en el título del motero había sido buena.
En este sentido, hay que destacar que la aportación final de Budiansky a la miniserie del príncipe submarino iría más allá de la función de simple dibujante, ya que tanto DeMatteis como Budiansky acabaron figurando como co-argumentistas de la historia.
Como todas las que aparecieron durante esta primera época, la miniserie estaba compuesta por cuatro números. Con base en una venganza personal, el argumento presentaba una elaborada conspiración dirigida a lograr el descrédito y la muerte de Namor, aprovechando los problemas políticos, tanto interiores como exteriores, de los atlantes.
En su conjunto, resultaba una miniserie bastante entretenida y perfectamente encuadrable dentro de la multitud de tebeos destacables con los que Jim Shooter y la Marvel inundaron el mercado durante la primera mitad de la década de los ochenta. Su mérito, para mí, consiste en que todos los que se la han leído guardan un muy buen recuerdo de ella, exactamente lo mismo que me pasa a mí, que es por lo que la he acabado votando.
Como dice Celakanto al principio del hilo, su comienzo resultaba bastante espectacular, pues se iniciaba con Namor participando en los juegos tradicionales de Atlantis donde el príncipe submarino había de demostrar su valía para liderar a su pueblo. Luego, en la posterior reunión del Consejo Real para discutir los asuntos de estado, Namor optaba por acudir en lugar de lord Dara ante las Naciones Unidas para presentar la solicitud de ingreso de Atlantis como miembro, restándole importancia a la rebelión que en ese momento estaba teniendo lugar en los territorios más alejados de la capital atlante.
Durante la reunión con la comisión designada por la ONU para estudiar la admisión de Atlantis, Namor conocía a Jacqueline Trufaut, la experta de las Naciones Unidas en asuntos marinos, quedando bastante impresionado con la delegada francesa por su conocimiento de Atlantis y de sus costumbres.
En cada uno de los números de la miniserie, Namor se enfrentaba a uno de los villanos que aparecían en la misma. En ese primer número se las veía con Dragonera, la más destacable de todos ellos, una ex-oficial atlante que ahora era una de las cabezas de las fuerzas rebeldes sublevadas y que era capaz de controlar a las bestias marinas con el cuerno marino que portaba. Dragonera había arrasado Atlantis ante la ausencia de Namor, quien al regresar sufría las críticas de sus súditos por haberse hallado ausente cuando más necesaria era su presencia en Atlantis.
En el segundo número, la presencia de Namor era requerida en Amphititre, donde había enviado un destacamento para sofocar la rebelión. Al llegar, descubría que el oficial que le había llevado hasta allí era en realidad otro de los líderes rebeldes sublevados, Proteus, capaz de alterar su forma gracias a un collar místico que rodeaba su cuello, y que amenazaba con asesinar a los soldados atlantes capturados si no se rendía a sus pretensiones.
Aunque Namor conseguía derrotarle, su atención empezaba a dividirse cada vez más con lo que estaba sucediendo en el mundo de superficie, al recibir un mensaje de Trufaut advirtiéndole de que otro de los negociadores, Carl Bernhart, era quien estaba detrás del ataque a Atlantis y que ella misma estaba corriendo un grave peligro.
El tercer número presentaba a otros dos de los líderes rebeldes, los Gigantes Gemelos, quienes incrementaban su fuerza y su tamaño gracias a una cadena mística que les unía, y que finalmente conseguían secuestrar a Trufaut cuando Namor se dirigía a las Naciones Unidas.
A estas alturas de la miniserie, la situación de Namor en Atlantis era cada vez más complicada, ya que el Consejo le había desaconsejado que abandonase el reino submarino en esos momentos, a pesar de lo cual el príncipe submarino había desatendido su recomendación y había acudido a las Naciones Unidas a proteger a Trufaut. Semejante decisión de Namor, provocaría que el consejo considerase que ya no era adecuado para gobernar Atlantis.
La conclusión de la miniserie presentaba a la mente maestra detrás de todo lo que estaba sucediendo y que no resultaba ser Bernhart, sino la propia Jacqueline Trufaut.
Como años más tarde también se recordaría en la maxiserie de Roy Thomas, tras la muerte de su padre a causa de un disparo accidental durante un incidente en el que se había visto envuelto el hombre submarino, Trufaut culpaba a Namor de lo sucedido, dedicando desde entonces su vida a vengarse de él y convirtiéndose por ese motivo en una experta con todo lo relacionado con los atlantes. Así había logrado dar con Pontus, la antigua fortaleza de Neptuno, en la que había encontrado el tridente del dios marino con el que podía transformarse en una sirena y respirar bajo el agua, así como el resto de objetos místicos de los que surgían los poderes de Dragonera, Proteus y los Gemelos, con quienes había formado una alianza al enterarse de los planes de Namor de intentar incorporar a Atlantis a las Naciones Unidas.
Aunque al final de la historia Namor conseguía derrotar a Trufaut y frustrar su venganza, su victoria resultaba ser bastante amarga al suponerle su trono. Su ausencia de Atlantis en los momentos más vitales de la historia, había motivado la decisión de relevarle al frente del gobierno atlante. Aunque ninguno de los miembros del consejo se sentía capaz de comunicarle la decisión tomada, Dara resultaba ser el único que sentía el valor y la amistad suficiente hacia Namor como para darle la triste noticia, tras la cual Namor abandonaba Atlantis.
Como ya había sucedido en otras ocasiones, Namor quedaba así libre de sus responsabilidades hacia su reino, buscando su mayor integración con el resto de personajes del Universo Marvel. De hecho, la trama de Marrina y el Amo del Mundo iban a tener un desenlace inmediato en Alpha Flight, y Roger Stern incorporaría a continuación a Namor a las filas de los Vengadores, comenzando así una nueva etapa para el príncipe submarino.
Y esto ha sido todo por mi parte. Another brick in the wall. No ha sido idea mía escoger a Namor para comentar sus etapas, sino de Spector, pero tengo que reconocer que me ha encantado hacerlo; de hecho, yo mismo he descubierto que me pasa como a Sue Richards: que Namor me gusta más de lo que creía.
Ahora, a ver cómo arrasa Byrne, y a seguir alucinando si finalmente Bill Jemas consigue superar a Harras.