Bufff, hay tanto, tantísimo que decir de esta saga, que es imposible resumirlo.
Recuerdo perfectamente que cuando la leí por primera vez en BM: Los Vengadores #21-22, los estuve releyendo como millones de veces. Me encantaban los dos números con el debut de la Legión de los No-Muertos, y eso que yo ni conocía a la mitad de integrantes (incluyendo al Monstruo de Frankenstein, que todo el mundo sabe quién es, pero claro, este era el de Marvel).
Según voy escribiendo esto me van viniendo a la mente escenas, diálogos y viñetas imborrables.
¿Cómo olvidar la muerte de un vengador que ocurre en estas páginas? Un vengador prácticamente metido con calzador pero que ahora era uno más del equipo.
¿La brutal batalla librada por Ojo de Halcón, Rama Tut y poco más contra los robots de Kang, en cuyo interior se hallaban varios Vengadores?
¿El lío que nos metían en la cabeza con todo el asunto de Kang y sus personalidades, sumando a Inmortus, que no aparecía desde tiempos inmemoriales, para marearnos aún más, pero todo siguiendo un plan lógico y sin fisuras que nos mostraba hasta tres facetas distintas del Conquistador?
¿La estremecedora historia del origen de la Visión? Os digo de verdad que lo pasaba fatal cada vez que leía el destino de Jim Hammond, viéndose atrapado en un cuerpo nuevo mientras su creador se niega a eliminar su personalidad.
¿La auténtica lección de historia marvelita que nos ofrecía el origen de Mantis? Yo flipaba en colores con el relato de los Kree, Skrulls y Cotati.
Y todo ello perfectamente entrelazado con lo que estaba pasando en el resto del universo Marvel. No hay más que mirar la pequeña aparición que hace el Capi enmedio de su crisis personal en que adopta la identidad de Nómada (con Englehart a cargo de todo, era evidente, pero no deja de estar genial).
Ya lo digo, imposible de resumir. Lectura obligada
