Es la armadura que lo comenzó todo. Cuando Aioros huyó del Santuario con la reencarnación de Atenea y llegó hasta el "abuelo" de Saori, éste se quedó con su armadura y la utilizó como premio para espolear a sus "huérfanos" para que consiguieran las armaduras de bronce, prometiéndola como premio de la competición que organizó. En un principio se pensaba que era la única armadura de oro que existía, aunque después se descrubrió que había otras once cuando Aioria, Caballero de Leo, se presentó por allí preguntando por su hermano.