Bueno, pues comento mi última experiencia con tebeos alemanes. Anoche me leí esta obra de terror y misterio.
A los autores, Peer Meter y David von Bassewitz, no tenía el gusto de conocerlos y de momento han conseguido captar mi atención. El primero de ellos parece ser un guionista bastante reputado aquí en Alemania con una dilatada carrera en varios medios como el teatro, el cine o los tebeos. Mientras, el segundo parece un joven talento que a sus treinta y tantos años ya ha trabajado para medios muy importantes como Die Zeit, Der Spiegel, BBC History Magazine y curra por libre como artista.
El tebeo se acerca al caso real de Karl Denke, un asesino en serie y caníbal que cometió sus crímenes durante los primeros veinte años del siglo pasado en la entonces ciudad alemana de Münsterberg, que hoy se llama Ziebice y pertenece a Polonia. Mejor no cuento nada de su historia para no revelar nada.
La historia transcurre en nuestros días cuando Martin Vasmer, un joven alemán, va en busca de su hermano a Ziebice, ya que este ha desaparecido mientras investigaba el caso de Denke por encargo de un vecino de la localidad fascinado por la figura del caníbal.
Como podéis ver el arranque de la historia es de todo menos original. Tampoco lo es el final, aunque por supuesto no lo revelaré. No creo que el autor tuviese la intención de reinventar el relato de terror o misterio.
Por ello lo verdaderamente interesante es el camino. No por predecible deja de ser una historia llamativa, bien conseguida y redonda. El uso de la técnica de las cajas chinas se lleva a cabo con una elegante dosificación que no te vuelve loco con saltos temporales y hace que toda la historia parezca una sola y fluida.
No es que yo sea un experto ni en cine ni en tebeos, pero me ha parecido ver la influencia de la experiencia cinematográfica de los autores en las viñetas. Durante todo la historia observo una técnica de zoom partiendo de planos más abiertos para cerrar en un detalle. Esto se usa muchas veces para expresar un simbolismo muy sugerente en muchas viñetas.
Sugerente es también el dibujo, en un blanco y negro que recuerda a grabados en carboncillo, muy difuso en algunas ocasiones, como es lógico con mucho uso de los claroscuros. No sé si intencionadamente, pero en las partes oscuras parece que siempre haya una invitación a descubrir figuras escondidas de manera muy subjetiva. Creo que donde yo he visto ciertas cosas, otros verán otras o quizá nada.
Luego está el tema del idioma. Evidentemente el protagonista habla alemán, pero ni una papa de polaco. La importante cantidad de bocadillos en polaco hace que la sensación de pérdida o de estar metiéndote en un embrollo importante se acentúa. A ver si ahora me pongo con un traductor y me entero de lo que le dicen los lugañeros al protagonista. En cualquier caso os encomiendo a que no traduzcáis nada hasta haber leído el relato completo.
En fin, no sé si habrá edición en español, pero yo desde luego por el precio que tiene la edición alemana, si la hubiera os animaría a leerla. Comprada en la tienda, nada de internetes, sale por 18 pavos. Casi 200 páginas de un papel cojonudo, en tapa dura y unos extras muy buenos que documentan el caso original. Vamos, que sigo flipando lo caros que son los tebeos en España, sean de tíos en pijama o de cualquier otra cosa.