DEP.
Era un actor de un rango muy limitado, de esos que siempre hacían lo mismo, pero lo hacía muy bien. Muy elegante y carismático, era de largo el Bond más simpático, y sus películas las más divertidas, que no las mejores. Y además no tenía reparos en autoparodiarse, se le notaba que no se tomaba a sí mismo muy en serio, lo que siempre es signo de inteligencia.
Y era el único que podía presumir de haber interpretado tanto al Santo, como a 007, como al inspector Clouseau.