A mí es que me encanta la propaganda, política o de cualquier tipo, en las obras. Me parece genial que expresen su punto de vista, incluso aunque exageren las cosas. Pero si ellos lo sienten así.... La ficción -remarco que hablo de ficción-, no la voy a tomar como real en ningun caso, ni basaré en ella mis conocimientos históricos. Lógicamente valoro y aprecio un buen ensayo, una novela rigurosa, pero también que me traten de vender una idea, su idea.
Por eso yo siempre animaré a Frank Miller, por poner un ejemplo más de aquí (edito: veo que no ha tardado en salir), a escribir las mierdas que le pasen por la cabeza. Es lo que le pide el cuerpo como artista, olé él, y va en serio. Yo valoro mucho sentarme y encontrarme a una persona contándome su punto apasionado de las cosas, y sentir asco de lo que me cuentan. Me parece que el autor está consiguiendo en última instancia algo fundamental, que tú como lector, sientas alguna emoción.
Eso sí, en algún caso extremo, por más que les respete e incluso les necesite como creativos, como personas no las respetaría. Les necesito como creativos, pero fuera de eso...