Atlas, después de leer tus posts en los que repites más de una vez que te aburres con Jodorowsky y aún así te sigue llamando la atención, no he podido evitar esbozar una sonrisa, dado que a mí me pasa algo parecido con más de un autor de reconocido prestigio. En el caso de Jodorowsky, al que me acerqué en su día motivado por su Teatro Pánico, y del que he visto también un par de películas muy, muy recomendables (
"El topo" y
"La montaña sagrada"), yo diría que lo que pasa es que es necesario, previamente, familiarizarse un poco con una serie de temas que en su obra son absolutamente recurrentes (psicoanálisis, alquimia, mitología...). Probablemente esto ya lo sepas y aún diría que toda su iconografía puede reducirse al juego con la simbología alquímica. En mi caso particular, y como ya me gustaba todo ese rollo mucho antes, disfruto muchísimo con sus cómics, pues me veo capaz de asimilar todas las metáforas y símbolos que propone. Podría decirse, de cualquier modo, que la escritura jodorowskyana se reduce al principio alquímico de la muerte y resurrección. Muerte del Yo atenazado, reprimido, castrado, errado... y resurrección de un YO-TÚ plural, cambiante, proteico, libre, abierto, en definitiva. Es más o menos fácil rastrear este camino alquímico en todas sus obras y es precisamente el que las vehicula. La búsqueda del oro por los alquimistas (o la piedra filosofal) se lee en este sentido metafórico de la muerte y resurrección de aquel que busca y sigue el camino. Luego ya cada historia puede "adornarse" con una estética Ci-Fi, Medieval, Fantástica, Aventurera, etc, etc, pero el trasfondo siempre es el mismo. Esto está bien porque permite (si te gusta, claro está) seguirle el juego desde el principio con cada nueva obra, pero también es cierto que llega un momento en el que te puede llegar a aburrir el mismo planteamiento. Bueno, sea como fuere, Jodorowsky es, por méritos propios, un autor interesante en todas sus facetas artísticas. Así que te animo a que te zambullas un poquito más en su obra y le saques todo el ju(e)go que puedas. Un saludo (y perdón por la perorata).